Una dieta inadecuada puede provocar una mala salud mental
No es un secreto que mantener una dieta sana y balanceada es indispensable para lograr un buen estado de salud. Sin embargo, muchas personas hacen caso omiso de este aspecto y se decantan día tras día por alimentos ricos en grasas, azúcares y otros aditivos artificiales, en vez de optar por los alimentos naturales como las frutas y los vegetales. De hecho, las investigaciones apuntan que comer en casa ha dejado de ser sinónimo de comer de manera saludable.
Al respecto, especialistas del Centro de Investigación en Nutrición Comunitaria de la Universidad de Barcelona han encontrado que casi el 25% de los niños en España tienen pésimos hábitos de alimentación. Por desgracia, estos resultados se extienden a otros países como Estados Unidos, Australia y el Reino Unido, por solo mencionar algunos.
Sin embargo, el mayor problema no radica en los hábitos de alimentación inadecuados sino en la repercusión que estos tienen sobre nuestra salud. Y es que una dieta inadecuada aumenta el riesgo de padecer cientos de trastornos como el sobrepeso, la obesidad, las alteraciones metabólicas, los problemas cardiovasculares y la diabetes. Además, recientemente se ha comenzado a relacionar una dieta inadecuada con una mala salud mental.
3 consecuencias de una dieta inadecuada sobre la salud mental
Los estudios recientes apuntan que una dieta pobre en nutrientes y abundante en azúcares, carbohidratos y grasas puede ser el detonador de algunos trastornos mentales como:
1. La depresión y la ansiedad. Las investigaciones han mostrado fehacientemente que las personas que mantienen una dieta poco saludable tienen el doble de posibilidades de padecer depresión o ansiedad, sobre todo si son adolescentes o niños. Por el contrario, quienes llevan una dieta sana tienen menos riesgos de desarrollar trastornos del estado de ánimo. Asimismo, se ha hallado que la obesidad incrementa las posibilidades de sufrir depresión, de la misma manera en que la depresión aumenta el riesgo de ser obeso.
2. La demencia. Hoy se conoce que la hipertensión, el colesterol elevado y la diabetes son factores de riesgo para la aparición de la demencia, de ahí su clara relación con la dieta. De hecho, un estudio europeo ha demostrado que las personas que tienen una alimentación sana y natural tienen menos riesgos de padecer deterioro cognitivo o desarrollar una demencia o cualquier otro tipo de enfermedad neurodegenerativa, en comparación con quienes siguen una dieta poco saludable.
3. Alteraciones en la socialización. Un estudio llevado a cabo por un grupo de especialistas de la Atención Primaria en España concluyó que los hábitos de alimentación inadecuados en los niños son un detonante en el desarrollo de algunos trastornos en la socialización como por ejemplo: los problemas de comunicación, las dificultades para sentir empatía y los problemas de expresión emocional.