Tratamiento del hígado graso

El hígado graso es una problemática de salud que se continua extendiendo entre la población mundial, debido esencialmente a los malos hábitos alimenticios. El tratamiento del hígado graso posee cuatro objetivos esenciales:

1. Disminuir el flujo de los ácidos grasos libres hacia el hígado

2. Evitar las sustancias tóxicas conocidas que pueden dañar el hígado

3. Proteger al hepatocito (la célula propia del hígado) de los mecanismos oxidativos

4. Tratar los factores que condicionan o están asociados a la patología.

Pero… ¿cómo se traducen estos objetivos en acciones que podemos realizar cotidianamente?

En primer lugar, para reducir el flujo de los ácidos grasos libres hacia el hígado se recomienda disminuir el peso corporal, siempre de forma gradual y a la misma vez, ingerir agentes  hipolipemiantes (fármacos o alimentos que actúan sobre el organismo disminuyendo los lípidos en sangre). Se enfatiza en la especial eficacia de los derivados del ácido fíbrico (sustancias que disminuyen el nivel de triglicéridos ya que descomponen las partículas de los mismos utilizándolas en el organismo de otra forma).

En segundo lugar, es importante evitar las sustancias tóxicas que dañen al hígado como el alcohol o las drogas hepatotóxicas (dentro de las cuales pueden mencionarse: el trióxido de arsénico que se utiliza para tratar la psoriasis, la vitamina A en grandes dosis y ciertos medicamentos como los sulfas, el cotrimoxazol y la carbamazepina.

En tercer lugar, debe protegerse las células del hígado del estrés oxidativo, para ello se debe consumir vitamina E y el ácido ursodesoxicólico. Además, recientemente investigadores de la Universidad de Saint Louis han descubierto que la curcumina contenida en el curry también protege al hígado. Específicamente, esta sustancia actuaría deteniendo la activación de las células que le provocan daños al hígado. De la misma forma, científicos de la Universidad de Monastir afirman que el aceite de oliva también tendría efectos beneficiosos sobre el estrés oxidativo al cual se someten los hepatocitos, en este caso debido al extracto hidrofílico contenido en el aceite.

Por último, debe prestarse particular atención a los factores que actuaron como desencadenantes del hígado graso que deben haber sido evidenciados por el médico. En este sentido normalmente se recomienda como línea general:

-Practicar ejercicio físico

-Beber al menos dos litros de agua diariamente

-Optar por las frutas y verduras

-Reorganizar nuestros planes de trabajo diario para eliminar el estrés.

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