Música para tratar la demencia
La música como terapia se utiliza desde hace varios años, sobre todo en el ámbito de la Psicología, para tratar problemas como la ansiedad, la depresión, el estrés y las alteraciones del sueño. De hecho, la musicoterapia ha demostrado ser muy eficaz para potenciar un estado de relajación, para promover la concentración y para estimular la creatividad. Sin embargo, en los últimos años también se ha descubierto que la música puede potenciar las habilidades lingüísticas y la memoria a corto y largo plazo. Por eso, se ha comenzado a utilizar en el tratamiento de las personas con demencia.
Los beneficios de la música en pacientes con demencia
Los especialistas de geriatría apuntan que el uso de la música como terapia en personas con demencia temprana puede contribuir a preservar durante más tiempo algunas habilidades cognitivas como la memoria, la orientación, el lenguaje, la atención y las habilidades sociales. De manera similar, el empleo de la musicoterapia puede ayudar a retrasar la dependencia de la persona con demencia, a la vez que regula el equilibrio emocional y evita la marcada depresión que se suele producir en las primeras etapas.
No obstante, a medida que la enfermedad progresa la música también puede jugar un papel terapéutico sirviendo como una vía no verbal de comunicación entre el entorno y la persona con demencia. De hecho, se ha comprobado que las personas con demencia avanzada son capaces de reencontrar recuerdos positivos de su pasado que activan su identidad y que mejoran su estado de ánimo. Evidentemente, estos resultados no se obtienen con cualquier tipo de música, debe tener un significado especial para la persona.
Una mirada al mecanismo neuroanatómico de base
La explicación de los efectos beneficiosos de la música en las personas con demencia radica precisamente en el significado afectivo del ritmo y la melodía. Todos tenemos una memoria musical, que permanece prácticamente intacta durante las primeras fases de esta enfermedad. Esta memoria está vinculada con el sistema límbico, una zona donde también se procesan las emociones. Por tanto, cuando estas personas escuchan una melodía que conocen y que tiene un significado para ellas, también se activa el sistema límbico que, a su vez, potencia el recuerdo de experiencias pasadas.
También se conoce que la música que nos gusta incide sobre el sistema dopaminérgico, estimulando la producción de dopamina, un neurotransmisor que genera una sensación de bienestar y que se relaciona con emociones placenteras. Por todo esto, no es extraño que la música pueda detener un poco el avance de una enfermedad que afecta fundamentalmente nuestros recuerdos.
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