¿Cuándo la fiebre es peligrosa?
La temperatura corporal de una persona sana es de aproximadamente 36.8 ºC cuando se toma en la axila. No obstante, a lo largo de todo el día este valor tiende a variar como consecuencia del ciclo circadiano por lo que suele ser más bajo en las mañanas y más elevado en el horario de la tarde. Pero independientemente de cuanto se eleve durante la jornada, hay ocasiones en que la temperatura corporal se incrementa notablemente como respuesta a una agresión a nuestro organismo, es entonces que aparece la fiebre.
Tener fiebre es un claro indicador de que algo no anda bien en nuestro cuerpo. Esto sucede cuando el hipotálamo, la región del cerebro encargada de regular la temperatura corporal, detecta alguna agresión, que puede ser una infección causada por un virus o una bacteria hasta el desarrollo de una enfermedad autoinmune o metabólica. En esos casos es normal que la temperatura se eleve ligeramente pero cuando esta sobrepasa ciertos valores puede llegar a ser muy peligrosa.
El umbral de riesgo
La fiebre se convierte en un síntoma muy peligroso cuando excede los 40 ºC o cuando subsiste por más de dos semanas consecutivas. En este momento la fiebre pasa de ser un síntoma común a convertirse en una alteración que puede provocar convulsiones, pérdida de consciencia e incluso muerte neuronal. Por eso es tan importante prestarle atención al incremento de la fiebre, sobre todo si se trata de niños pequeños, personas convalecientes o ancianos.
¿Qué hacer para prevenir una fiebre peligrosa?
Prevenir la fiebre es prácticamente imposible ya que casi siempre aparece de manera inesperada y es uno de los primeros signos de que algo no funciona como debería. Aún así, puedes tomar algunas medidas para que no alcance valores peligrosos:
– Toma la temperatura varias veces al día para anticipar cuando comienza a subir la fiebre.
– Utiliza esponjas o gasas empapadas en agua o alcohol en la zona de la frente, el cuello y las axilas para reducir la temperatura corporal.
– Antes de que la fiebre comience a subir demasiado, recurre a un antipirético como el paracetamol, el ibuprofeno o la aspirina.
– Puedes optar por un baño de agua tibia que ayude a regular la temperatura del cuerpo y haga descender la fiebre.
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