La crisis epiléptica: Los factores predisponentes

En la actualidad se ha logrado determinar con suficiente claridad cuáles son las principales afectaciones fisiológicas y funcionales que se alteran a nivel cerebral y condicionan la aparición de la crisis epiléptica. Entre los factores que pueden predecir y desencadenar la aparición de la crisis epiléptica se encuentran: aspectos de índole genética, la presencia de patologías asociadas, daños cerebrales, lesiones prenatales, problemas del desarrollo e intoxicaciones.

En relación con los factores genéticos, las investigaciones apuntan al hecho de que éstos constituyen uno de los elementos más significativos que predicen la aparición de las crisis epilépticas. Pero cuando se profundiza en este campo pueden apreciarse las diferencias de criterios, mientras algunos especialistas abogan por una alteración en un gen en especial, otros investigadores consideran que existen aproximadamente 500 genes que podrían estar relacionados con la aparición de la crisis epiléptica. Aún así, en la práctica un número considerable de crisis epilépticas han sido asociadas con la alteración en los genes de los canales iónicos encargados de controlar el flujo de iones que regulan la función neuronal de señalización entre neuronas.

Para ser más específicos, en la epilepsia mioclónica progresiva se ha detectado la ausencia de un gen encargado de codificar la proteína cistatina B cuya función sería la de regular las enzimas que descomponen otras proteínas. Por otra parte, en la llamada enfermedad de Lafora (otro tipo de epilepsia) se ha encontrado una afectación en el gen encargado de descomponer los carbohidratos.

Por otra parte, la aparición de las crisis epilépticas puede estar determinada por un daño cerebral causado por otros trastornos como los tumores cerebrales, la enfermedad de Alzheimer, los accidentes cerebro vasculares, ataques cardíacos, golpes en la cabeza, la hidrocefalia o el alcoholismo. También se ha correlacionado la epilepsia con enfermedades infecciosas como la meningitis, el SIDA o la encefalitis viral. Todas estas patologías tienen algo en común: afectan el funcionamiento cerebral

La presencia de alteraciones durante el desarrollo (sobre todo en los primeros períodos evolutivos) también pueden provocar la epilepsia. Dentro de este tipo de afecciones pueden mencionarse: las infecciones maternas, una escasa nutrición o la carencia de oxígeno durante el parto. Todas estas problemáticas suelen provocar alteraciones cerebrales en el niño y esto conduce a la aparición de posteriores crisis epilépticas.

También se consideran como factores predisponentes algunos tipos de intoxicaciones como la exposición al monóxido de carbono, al plomo u otros venenos. La sobredosis de antidepresivos u otros medicamentos también podrían provocar una crisis epiléptica.

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