Tratamiento de la miastenia grave
La miastenia es una enfermedad grave de carácter autoinmune que afecta la fuerza muscular y aunque en el 15% de los casos no progresa, en algunos pacientes puede llegar a ser mortal ya que afecta la capacidad para respirar tan sólo a los cinco o siete años de haber contraído la enfermedad. En menos de un 10% de los casos se produce una remisión total de todos los síntomas de la miastenia permitiéndoles incluso dejar el tratamiento farmacológico.
Hoy por hoy no se conocen sus causas si bien algunos científicos abogan por un problema localizado en el timo. A partir del análisis de esta glándula en las personas con miastenia se ha podido apreciar que la misma tiene un tamaño anormalmente grande en comparación con las personas sanas. El timo desempeñaría un papel fundamental para el desarrollo del sistema inmunológico, sobre todo en los primeros años de la vida, y según los especialistas, en las personas con miastenia, esta glándula daría una serie de instrucciones erróneas que provocarían la producción de anticuerpos receptores de la acetilcolina.
El tratamiento de la miastenia grave que se utiliza en la actualidad se dirige esencialmente a controlar los síntomas de la enfermedad y se utiliza de manera personalizada. Pero vale aclarar que aún no existen fármacos selectivos que inhiban la respuesta errónea del organismo sin que a la misma vez provoquen una alteración del resto del sistema inmune; por ello, los efectos adversos del tratamiento no deben desestimarse.
Así, la miastenia grave se trata con los inmunosupresores, las inmunoglobulinas y la eliminación del timo mediante un procedimiento quirúrgico. Con este tratamiento integral muchas de las personas logran desarrollar una vida normal.
En el caso de la miastenia generalizada se utiliza la ciclosporina o la ciclofosfamida (ya sean ellas solas o aplicadas en unión con los corticoides) que pueden brindar resultados muy satisfactorios si bien no provocan la remisión total de los síntomas.
También se utilizan los fármacos anticolinesterásicos, que se dirigen a prolongar la acción de la acetilcolina en la unión neuromuscular y mejora el síntoma de la debilidad muscular en algunas personas.