Los tipos de crisis epilépticas
Cuando se hace referencia a una crisis epiléptica la imagen que acude a nuestra mente es la de una persona que se mueve de forma incontrolable, cae al suelo inconsciente y pierde el control sobre sus funciones vegetativas para después reincorporarse una vez que ésta crisis haya pasado. Sin embargo, lo cierto es que esta situación no es propia de la epilepsia en general, sino de algunos tipos de crisis epilépticas.
En lo que respecta a la clasificación de las crisis epilépticas, los especialistas han descrito más de 30 tipos pero en esencia se han dividido en dos grupos: las crisis focales y las crisis generalizadas.
Las crisis focales o parciales se presentan en casi el 60% de las personas que padecen de epilepsia y se desarrollan solamente en una parte del cerebro. En la forma más simple de este tipo de crisis epiléptica la persona continua estando consciente pero comienza a experimentar sensaciones o sentimientos inusuales. Puede experimentar sentimientos súbitos sin explicación alguna como la alegría, ira o tristeza y puede oler, escuchar, ver o saborear cosas que no son reales.
En la forma más compleja de las crisis epilépticas focales las personas pueden sufrir una modificación en su nivel consciente o llegar a perder el conocimiento, pueden presentarse automatismos (comportamientos extraños y repetitivos) como tics, parpadeos, movimientos de la boca o hasta caminar en círculos. En este tipo de crisis epiléptica algunas personas suelen experimentar una sensación inusual que advierte la proximidad de la crisis (es lo que se conoce como aura) mientras los síntomas comienzan a aparecer.
Por otra parte, las crisis generalizadas están causadas por una alteración en la actividad neuronal de ambos hemisferios del cerebro. Por ello puede provocar la pérdida del conocimiento, caídas y espasmos musculares masivos. Dentro de este tipo de crisis se incluyen muchos subtipos entre las que se encuentran las crisis de ausencia, crisis del pequeño mal, crisis tónicas, crisis clónicas, las mioclónicas, atónicas, las tónico-clónicas, entre otras. De manera general, su sintomatología tiende a ser más agresiva y la recuperación es más lenta en comparación con las crisis epilépticas focales.
Para determinar con claridad si se trata de una crisis epiléptica focal o generalizada no existe un patrón totalmente certero, pues en muchas ocasiones las convulsiones pueden iniciarse como crisis focales y propagarse luego a todo el cerebro. Por tal razón, el especialista debe realizar un diagnóstico profundo que logre evidenciar cuál es la crisis epiléptica que posee la persona.