La rubéola en el embarazo
La rubéola es una enfermedad infecciosa ocasionada por un virus particular de RNA que pertenece al género Rubivirus de la familia Togaviridae. Su manifestación en personas adultas se caracteriza por una erupción rojiza en la piel, dolores en las articulaciones, una ligera fiebre e inflamación en las glándulas. Sin embargo, no es extraño que en la mujer se presente la rubéola en el embarazo, ocasionando entonces afectaciones severas en el niño y en la propia madre.
En los casos en los que la mujer no ha padecido la enfermedad o no presenta anticuerpos para la misma, es vulnerable a contraer esta patología durante el periodo del embarazo, de manera que el virus pasa a través del torrente sanguíneo al embrión y puede ocasionarle alteraciones graves.
Lo problemas más graves relacionados con la rubéola suelen presentarse en las mujeres embarazadas que contraen la enfermedad durante el primer trimestre de gestación. En estos casos existe un elevado riesgo de que el feto se contagie con el virus y desarrolle el Síndrome Congénito de la Rubéola que puede ocasionar algunos defectos congénitos.
Entre las alteraciones más comunes manifestadas en los niños recién nacidos contagiados por la rubéola se encuentra la posibilidad de pérdida de visión o ceguera, la pérdida de la audición, disímiles patologías cardiacas, retraso o parálisis cerebral. Pueden presentar además bajo peso al nacer, meningitis, neumonía, diarreas, problemas para aprender a caminar o realizar algunas tareas.
También suelen ser comunes los abortos espontáneos o, desgraciadamente, el nacimiento de bebés sin vida, debido esencialmente a la presencia de complicaciones en la formación y desarrollo de los órganos vitales del feto durante el embarazo, lo cual le obstaculiza su evolución normal.
Aunque, al respecto los especialistas aseveran que el período de mayor riesgo lo constituyen los primeros meses de embarazo, pues resulta bastante raro que se produzcan defectos en el niño cuando la rubéola afecta a la madre transcurridas las primeras 20 semanas del embarazo. No obstante, siempre recomiendan que la madre se proteja contra esta enfermedad.
En este sentido, la madre puede realizarse un análisis de sangre para determinar si es inmune o no a la enfermedad, y en caso de no serlo puede recibir los anticuerpos para combatir la rubéola.