La obesidad mata a través del cáncer
La obesidad se ha convertido en una epidemia que alcanza a más de 43 millones de personas en todo el mundo. Solo en España los expertos aseguran que 1 de cada 3 personas es obesa, lo que significa que el 23% de la población adulta padece este problema. De hecho, esta cuestión comenzó a ser preocupante hace varias décadas y en la actualidad, lejos de haber disminuido, aumenta cada día.
Lo peor es que las consecuencias de la obesidad casi nunca aparecen inmediatamente, sino que se manifiestan a largo plazo, razón que induce a muchas personas a pensar que no se trata de un problema tan grave. Sin embargo, hoy conocemos que la obesidad no solo aumenta el riesgo de padecer problemas cardio y cerebrovasculares, renales, hepáticos y metabólicos, sino que también se ha asociado con el riesgo de desarrollar cáncer.
Según afirman las estadísticas de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, alrededor del 7% de las mujeres y el 4% de los hombres deben su cáncer a la obesidad. Un trastorno de origen metabólico, como la obesidad, puede incrementar el riesgo de padecer cáncer entre 4 y 5 veces, una enfermedad que provoca entre el 15 y el 20% de las muertes a nivel mundial.
De hecho, recientemente se ha podido confirmar que la obesidad no solo es capaz de aumentar el riesgo de padecer cáncer sino que también reduce la tolerancia a los tratamientos oncológicos y la efectividad de los mismos. Es decir, las personas que ya tienen cáncer y son obesas suelen responder peor al tratamiento, en comparación con aquellas personas enfermas que tienen un peso corporal adecuado. Además, también se conoce que la obesidad aumenta las probabilidades de desarrollar un segundo cáncer y de que éste sea poco frecuente, como por ejemplo: el cáncer de riñón, un tipo de tumor poco común que afecta entre 2 y 3 veces más a las personas obesas.
Las conclusiones de los diferentes estudios no dejan lugar a dudas: la obesidad mata. Por eso, los expertos en salud recomiendan evitar la obesidad a toda costa poniendo en práctica cambios sustanciales en nuestro estilo de vida que implican la práctica regular de ejercicios físicos, así como una alimentación balanceada y saludable, rica en frutas y vegetales.
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