La limpieza del colon: ¿Positiva o negativa?
El colon o intestino grueso es un tubo de aproximadamente 1,5 metros de longitud por 3,75 centímetros de diámetro que se extiende desde el ciego en la fosa iliaca derecha hasta la ampolla rectal y el ano.
Entre sus funciones principales se encuentra la digestión final de los alimentos, así como la eliminación del residuo digestivo, las toxinas y demás desechos del cuerpo. También participa en la reabsorción de agua a partir del contenido intestinal semilíquido que llega al ciego, siendo además la última fase de la síntesis de vitaminas, absorción de minerales y oligoelementos fundamentales para el organismo humano.
Cuando el colon funciona de manera adecuada y se encuentra limpio, sus funciones se realizan de manera óptima. Si por el contrario, el colon se encuentra congestionado por desechos estancados; las toxinas resultantes pasan por todo el sistema circulatorio del organismo generando una autointoxicación o autoenvenenamiento.
En estos casos se hace imprescindible realizar una limpieza del colon, más conocida como irrigación colónica o hidroterapia colónica. Esta limpieza se realiza mediante el empleo de sustancias químicas seguidas de una irrigación del colon con agua a través de un tubo insertado en el recto.
Aunque su aplicación resulta beneficiosa para la óptima recuperación de las funciones del colon, la limpieza del colon suele provocar efectos secundarios graves que pueden ir desde vómitos hasta una insuficiencia renal y la muerte, sobre todo en los casos en que la limpieza no la realiza un especialista experimentado.
Según un estudio publicado en The Journal of Family Practice, en los casos de limpieza de colon es usual que aparezcan calambres, hinchazón, vómitos, desequilibrio de electrolitos e insuficiencia renal en los casos más críticos.
Por esta razón, se recomienda que la limpieza de colon este médicamente fundamentada y realizada por un personal especializado de manera que se eviten estos efectos secundarios innecesarios.