La criptococosis: Una enfermedad poco común pero peligrosa

La criptococosis es una enfermedad micótica originada por el hongo Crytococcus neoformans o torula histolítica que se encuentra comúnmente en el suelo en corrales y nidos de palomas y suele ingresar en el organismo humano fundamentalmente a través de la vía respiratoria.

Una vez inhalado el virus, la infección puede desaparecer por sí sola, permanecer solamente en los pulmones o propagarse por todo el cuerpo de manera gradual. Esta difusión dependerá de las condiciones clínicas de cada una de las personas que la padezca. Generalmente suele aparecer en las personas que presentan un sistema inmunitario debilitado; como es el caso de quienes padecen el VIH, Hodgkin o están sometidos a la quimioterapia.

La sintomatología de la criptococosis suele pasar desapercibida cuando se presenta en personas con un sistema inmunológico normal. Aunque en las personas con un sistema inmune debilitado los síntomas suelen aparecer en dependencia de cómo se adquirió la enfermedad.

La criptococosis suele manifestarse a través del dolor toráxico y en los huesos, confusión, visión borrosa, tos seca, fatiga, fiebre, dolor de cabeza, así como náuseas, erupción cutánea, sudoración y pérdida de peso. También pueden aparecer problemas neurológicos como la apirexia, rigidez en la nuca, signos de hipertensión craneal y meningoencefalitis.

Para diagnosticar la criptococosis, los especialistas emplean generalmente una tinción y el cultivo del esputo. Aunque también se utiliza la biopsia de pulmón, el cultivo de líquido cefaloraquídeo y la radiografía de tórax.

Una vez diagnosticada la enfermedad, si esta presenta una tendencia a desarrollarse el tratamiento se orientará a los medicamentos antimicóticos como la anfotericina B, la flucitosina y el fluconazol. Aunque vale aclarar que en muchos casos la enfermedad no requiere tratamiento pues se elimina por sí sola.

Sin embargo, los especialistas refieren que es una enfermedad de cuidado ya que si presenta una evolución, puede llegar a comprometer al sistema nervioso central o al cerebro. Como puede presuponerse, el pronóstico resulta muy desfavorable e incluso fatal cuando se presenta la meningitis, daño cerebral o nervioso permanente o cuando el paciente presenta efectos secundarios de los medicamentos.

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