La adenoidectomía

Las adenoides son un cúmulo de ganglios que se encuentran en la parte superior de la faringe al terminar la fosa nasal. Una de sus funciones naturales consiste en absorber las infecciones que se introducen en el organismo; sin embargo, cuando estos gérmenes afectan las adenoides, éstas se inflaman y afectan el paso respiratorio desde la fosa nasal hasta la laringe.

En estos casos pueden aparecer algunas complicaciones como las infecciones en el tracto superior respiratorio, la bronquitis, los ronquidos y la otitis; entonces se recomienda la adenoidectomía. Esta cirugía solo se practica si la persona afectada ronca mucho, si posee problemas para respirar por la nariz, si presenta dificultades para respirar durante el sueño o si a pesar de mantener un tratamiento con antibióticos estos síntomas reaparecen más de cinco veces al año o se muestran en más de tres ocasiones durante el período de dos años. Aunque también suele recomendarse en casos de ataques crónicos y repetitivos de amigdalitis.

Durante la operación de adenoidectomía, la persona permanece totalmente dormida e intubada a un respirador. Se aplica anestesia general y se le introduce por la boca un instrumento para apuntalar la apertura de la boca. Posteriormente se extraen las adenoides cuidadosamente y se controla la hemorragia ocasionada por la herida. Una vez terminada la cirugía, se recomienda el uso de algún medicamento para el dolor, el mantenimiento de una dieta suave y un periodo de reposo durante algún tiempo.

Luego de la adenoidectomía se debe evidenciar una mejoría en los problemas para respirar por la nariz, presentándose menos infecciones en los oídos y la garganta. En muy raras ocasiones el tejido adenoideo por lo que normalmente no es necesario reintentar el procedimiento quirúrgico. Por lo general los resultados de la adenoidectomía resultan bastante favorables para los pacientes, quienes evidencian una notable mejoría, sobre todo en sus funciones respiratorias.

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