Hambre y apetito: Aprendiendo a diferenciarlos
Con el desarrollo de la humanidad las personas poco a poco han ido dejando atrás el hambre para desarrollar el apetito. Estos dos conceptos podrían parecer idénticos pero que no lo son. De hecho, los especialistas en nutrición afirman que no es lo mismo comer rápidamente que sentarse a la mesa disfrutando del placer de comer; no es lo mismo picotear que dosificar los momentos de las comidas. Así, para perder peso es importantísimo aprender a diferenciar entre hambre y apetito.
Para comprender las diferencias entre hambre y apetito debe conocerse que el hambre es una necesidad biológica vital que es útil para nutrir nuestro cuerpo con aquellas sustancias que necesita para vivir.
En cambio, el apetito implica el deseo de comer por placer. Entonces intervienen los más diversos factores como los olores, los sabores, la presentación de los alimentos… Todos estas características de los platos estimulan nuestro deseo de comer, aún si fisiológicamente no lo necesitamos. Por ejemplo, en cuántas ocasiones, aún estando saciados, nos han presentado un plato delicioso y hemos cedido al apetito.
Así, puede resumirse que el hambre es una necesidad del organismo que nos alerta sobre cuándo necesitamos alimentarnos para reponer energías mientras que el apetito es el deseo de comer motivado por las características de los platos o debido a ciertos factores sociales, como el hecho de que todas las personas a nuestro alrededor opten por un mismo plato.
Muchas personas con sobrepeso no pueden controlar su apetito y terminan picando aún cuando ya han comido y saciado su hambre. Este comportamiento alimenticio termina provocando la obesidad.
Así, el problema es que cuando se sucumbe al apetito, normalmente se ingieren más calorías de las necesarias pues la ingesta no responde a una necesidad real del organismo. Para controlar el apetito el primer gran paso es percatarse de que ya hemos consumido las calorías que necesitamos y estamos saciados. De esta forma, nuestro cerebro podrá ir estableciendo la diferenciación entre hambre y apetito, ayudándonos a controlar éste último.