El lado oscuro de la fibra alimentaria
Los enormes beneficios que la fibra alimentaria nos reporta no son un secreto. De hecho, la fibra debe estar presente en nuestra dieta cotidiana porque estimula el funcionamiento intestinal y reduce el riesgo de padecer algunas enfermedades, como la diabetes, el cáncer de colon, el estreñimiento y la dislipidemia. Además, es la aliada perfecta en las dietas para perder peso ya que provoca rápidamente la sensación de saciedad. Sin embargo, el consumo excesivo de fibra que promueven algunos tipos de dietas, como la macrobiótica, también entraña algunos riesgos.
Los peligros de la fibra alimentaria
Investigaciones recientes sobre los efectos de la fibra alimentaria han puesto al descubierto que un consumo excesivo puede desencadenar algunos peligros para la salud. En este sentido, se encontró que la ingesta desmedida de fibra puede disminuir la absorción de minerales importantes para el organismo (como el zinc, el hierro, el calcio y el cobre) aumentando el riesgo de sufrir enfermedades provocadas por la carencia de estos minerales como la osteoporosis y la artritis. Asimismo, se ha hallado que el consumo excesivo de fibra afecta la absorción de las vitaminas y puede dar pie a alteraciones como la anemia.
También se ha encontrado que el consumo abundante de fibra alimentaria puede provocar distensión abdominal, flatulencia y otros problemas digestivos relacionados con la escasa digestibilidad de la fibra. Incluso se ha comprobado que la fibra alimentaria reduce la actividad enzimática del páncreas, lo que altera el proceso de digestión y la absorción normal de proteínas, hidratos y grasas.
Sin embargo, para evitar los efectos negativos de la fibra alimentaria no es necesario eliminarla de la dieta cotidiana sino consumirla en las proporciones justas y de la manera más adecuada.
5 consejos para evitar los efectos negativos de la fibra alimentaria
1. Ingiere al día entre 20 y 30 gramos de fibra alimentaria, lo que representa aproximadamente 5 porciones de frutas y verduras frescas.
2. Incluye legumbres y frutos secos solo 2 o 3 veces a la semana pues la fibra de estos alimentos es muy difícil de digerir.
3. Incrementa paulatinamente el consumo de fibra alimentaria porque un aumento brusco puede provocar flatulencia y distensión abdominal.
4. Elije los cereales y harinas integrales ya que estos estimulan la absorción natural de los minerales.
5. Cocina los alimentos que tengan un alto contenido de fibra alimentaria, así facilitarás su digestión y estimularás la acción enzimática del páncreas.
Imagen del artículo
