Fibra alimentaria

La fibra alimentaria es uno de esos términos que siempre se oyen a la hora de hablar de dietas de adelgazamiento, y que se han puesto de moda en los últimos años como una de las principales alternativas para combatir el estreñimiento. Se trata de sustancias de origen vegetal. Formadas por celulosa, hemiceluosa, pectina, y lignina.

El tubo digestivo del ser humano carece de enzimas digestivas necesarias para el fraccionamiento y la asimilación de la fibra alimentaria, por lo que estas permanecerán dentro del intestino hasta ser expulsadas con las heces. En otras palabras, se trata de la parte no digerible de los alimentos.

Las fibras tienen una gran capacidad de hidratación, por lo que aumentan de volumen dentro de intestino grueso, se aplican a paredes y facilitan la labor de empuje de la musculatura intestinal, recogiendo y eliminando toxinas y productos de desecho dejados por la comida.

También enlentecen la absorción intestinal de glúcidos (disminuye su índice glucémico), lípidos y colesterol.  Todo esto hace que consumir fibra sea una necesidad, no sólo para quienes padecen tránsito lento o quieren bajar de peso, sino para completar una alimentación balanceada y saludable.

Deberíamos consumir unos 10 gramos por cada 1.000 calorías (25-30 gramos diarios). Podemos hacerlo a partir del consumo de alimentos ricos en fibra. La fibra se encuentra principalmente en alimentos vegetales, como frutas, legumbres, verduras y cereales integrales. Por ello conviene que elijas comer con salvado siempre que se pueda, para aprovechar toda la fibra de los granos.

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