Cortes magros

Generalmente hay mucha controversia acerca de si el consumo de carne es parte de una buena alimentación o no. Mientras algunos miden la calidad alimenticia de una sociedad en función de la cantidad de carne que esta consume, otros señalan dicho consumo como un factor que perjudica nuestra salud como consecuencia de su contenido graso. En realidad, antes de hacer cualquier análisis hay que especificar si se habla de cortes magros o de carnes con más grasa.
Por cortes magros entendemos aquellos que tienen un porcentaje graso menor al 10%. Y es importante hacer la distinción entre la carne vacuna para saber qué partes son más recomendables que otras.
El lomo, el solomillo, el peceto, el cuadril, la paleta o la nalga son ejemplos de las carnes con menos grasa que podemos conseguir. Por supuesto, esto no quita que podamos comprar alguno de estos cortes con grasa visible. Por eso, es recomendable retirar esta grasa en el momento previo a la cocción, ya que mientras cocinamos la carne, la grasa se mezcla con las partes magras.
Desde luego, para cuidarnos de las grasas saturadas también deberemos cuidar de la forma en la que cocinamos las carnes. Evita cualquier cocción con aceite. Puedes hacerlas al horno, a la plancha o a la parrilla.
En síntesis, no debemos caer en simplificaciones del tipo “la carne es lo mejor” o “la carne es lo peor”. Si lo deseamos, podemos llevar una dieta saludable con carne siempre que elijamos cortes magros y, como todo alimento, lo consumamos con moderación.

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