Salón de bronceado: Sus peligros
El salón de bronceado se ha convertido en un lugar común que puede hallarse en cualquier ciudad europea o norteamericana. De hecho, en España se han reportado la existencia de más de 25.000 centros de bronceado.
Aunque inicialmente el bronceado artificial comenzó como una moda juvenil, lo cierto es que ahora el público del salón de bronceado es muy heterogéneo, contando con mujeres de más de 60 años o con hombres de negocio que rondan los cuarenta años. En España se afirma que el 16% de la población acude a las sesiones de bronceado. No obstante, más allá del color bronceado que pueda obtenerse con este hábito, lo cierto es que el mismo resulta bastante dañino para la salud.
Lo curioso es que la luz ultravioleta provoca la liberación de endorfinas que producen a su vez una sensación de placer y bienestar pero a la misma vez este tipo de luz provoca daños al ADN de las células por lo que las sesiones de bronceado pueden terminar dañando algo más que la piel. De hecho, en el año 2009 la Organización Mundial para la Salud clasificó las sesiones de bronceado que emiten rayos ultravioletas como carcinógenas para los humanos.
Un estudio más reciente publicado en la revista Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention detalla los riesgos asociados al melanoma. Estos investigadores hallaron que las personas que se exponen a sesiones de bronceado tienen un 74% más de probabilidades de desarrollar un melanoma. Aquellos que se exponen a más de 50 horas de bronceado triplicarían este riesgo.
Al riesgo para la salud física se le suma otra problemática de índole eminentemente psicológica y es que el salón de bronceado puede causar adicción. En la revista Archives of Dermatology se publicó un estudio según el cual el 70% de las personas que recibían sesiones de bronceado presentaban síntomas de adicción. Así, se ha llegado a acuñar un nuevo término para la adicción al bronceado: la tanorexia.