Problemas de fumar después de un infarto: Aumenta el riesgo de muerte
Los problemas de fumar siempre se han asociado con el riesgo de aparición de enfermedades respiratorias, cardiovasculares, cerebrovasculares y cancerígenas. Es por esta razón que las campañas antitabaco promocionan constantemente el alto riesgo de enfermar que sufren las personas que fuman y los que se encuentran a su alrededor.
En este sentido, un estudio realizado en pacientes fumadores hospitalizados por síndrome coronario agudo ha confirmado la gravedad de esta idea; demostrando además que el continuar fumando luego de un infarto puede incrementar tres veces el riesgo de morir, en comparación con aquellos pacientes que abandonan la adicción luego del infarto.
Dicho estudio fue realizado en el San Filippo Neri Hospital y evidenció que el dejar de fumar posee el mismo efecto protector en este tipo de pacientes que los fármacos recomendados para disminuir la presión o el colesterol y que, por supuesto, esto resulta mucho más saludable para el organismo humano.
De los 1.294 pacientes de este estudio, todos recibieron sesiones cortas para dejar de fumar en el propio hospital pero sin recibir reemplazos de nicotina u otro tipo de ayuda para dejar la adicción. Sin embargo, al cabo de un año los especialistas encontraron que el 63 % (813 pacientes) habían recaído, de los cuales la mitad aproximadamente había comenzado a fumar nuevamente a los 20 días del alta médica.
Al año, murieron cerca de 97 pacientes, siendo 81 de esas muertes por causas cardiovasculares; según publicó el estudio en la revista American Journal of Cardiology. De esta manera, tras analizar estos datos y otros factores como la edad, los especialistas apuntaron que volver a fumar triplicó el riesgo de morir al año, mientras que aquellos pacientes que comenzaron a fumar a los 10 días del alta fueron 5 veces más propensos a fallecer que aquellos que sostuvieron la abstinencia.
Así, los especialistas del estudio recomiendan implementar estrategias de abstinencia del tabaco en los centros hospitalarios de forma que se pueda minimizar la adicción, sobre todo en personas que han sufrido un infarto.