Nuevos hallazgos sobre la toxoplasmosis
La toxoplasmosis es una enfermedad ocasionada por el parásito Toxoplasma Gondi que suele encontrarse en diversos animales y en particular en las heces de los gatos domésticos. Se cree que entre el 30 y 50% de la población posee este parásito en el organismo aunque sin desarrollarse, o sea, que a pesar que existe, no provoca mayores complicaciones debido a la acción del sistema inmunológico del cuerpo.
Normalmente las personas suelen contagiarse mediante dos formas esenciales: por comer carne cruda de un animal infectado por el parásito o por el contacto con las heces fecales del animal. Así, una vez que la persona se contagia y si el parásito logra desarrollarse, aparece lo que conocemos como toxoplasmosis.
Por lo general, la toxoplasmosis suele provocar síntomas leves muy semejantes a los de la gripe. Pero, si esta enfermedad entra en su fase crónica, sobre todo en un sistema inmunitario debilitado, puede ser mortal. Al respecto, se conoce que en las personas con toxoplasmosis son habituales los trastornos psicológicos como la depresión, la ansiedad e incluso la esquizofrenia. También se ha comprobado su influencia en el nivel de agresión, de extroversión y en la tendencia a tomar riesgos en las personas que sufren la enfermedad.
En este sentido, un reciente estudio de laboratorio realizado en las personas con toxoplasmosis y publicado en la revista PLoS Pathogens halló afectaciones en el sistema de GABA de estos pacientes. Recordemos que el GABA participa en la inhibición de las emociones de miedo y ansiedad y que constituye la base de múltiples trastornos psicológicos.
De esta manera, los investigadores encontraron que la toxoplasmosis potencia la producción de GABA, lo cual puede relacionarse no solo con las afectaciones cerebrales que esto pudiera provocar, sino además con las alteraciones en la conducta que resultan tan frecuentes en estos casos.
Aunque no se estableció una relación causal determinada entre la toxoplasmosis y las alteraciones cerebrales y conductuales, los investigadores determinaron un riesgo elevado de que aparezcan estas complicaciones en las personas infectadas con el parásito toxoplasma.