Los síntomas de la tiña

La tiña es una enfermedad infecciosa de la piel que puede afectar a cualquier persona, aunque el grupo más afectado generalmente resultan los niños. Se puede transmitir de una persona a otra por el simple contacto de la zona afectada o por elementos contaminados como la ropa sin lavar, los peines y las superficies de contacto como las piscinas o las duchas. Aunque también se suele transmitir a partir del contacto con un animal infectado, sobre todo de gatos y conejos.

La tiña es originada por un hongo en particular, que se instaura en el cuerpo humano y se multiplica con facilidad provocando en cualquier parte una erupción cutánea pruriginosa y circular con manchas rojas al relieve y de aspecto escamosos que en ocasiones pueden ampollarse e incluso supurar.

Los síntomas de la tiña más frecuentes e inequívocos son estas manchas que generalmente poseen bordes rojos muy bien definidos y tienen una apariencia de anillo. Pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo (tiña corporal), en el cuero cabelludo denominándosele tiña de la cabeza, en los pies (tiña podal) o en el área de la ingle, que se le llama tiña crural.

El diagnóstico de la tiña generalmente es muy sencillo debido a la clara manifestación de sus síntomas. Además, su tratamiento resulta favorable en todos los casos en que los pacientes sigan las indicaciones de autocuidado. En el periodo de un mes normalmente se logra eliminar la infección.

Para su tratamiento se recomienda mantener la piel siempre limpia y seca, aplicando polvos, cremas o lociones antimicóticos o secadores en las zonas afectadas. Debe además mantenerse un extremo cuidado con la limpieza de los objetos de uso cotidiano pertenecientes a la persona afectada de forma que no contagie a los otros. En algunos casos se recomienda emplear antimicóticos orales o tópicos para el tratamiento de alguna lesión particularmente agresiva. En los casos más agudos será necesario administrar antibióticos para tratar las infecciones bacterianas relacionadas.

Los especialistas siempre recomiendan poner en práctica algunas medidas preventivas para evitar su contagio. Entre estas se encuentran: no compartir objetos de uso personal, usar zapatos en los lugares de acceso público como los vestuarios, los gimnasios y las piscinas, utilizar regularmente champú para el cuidado del cabello y mantener la piel siempre limpia y seca, evitando el contacto con animales que posean esta enfermedad.

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