Las causas de la halitosis

En el ámbito médico se describen dos tipos esenciales de halitosis: una patológica en la que las bacterias producen compuestos volátiles sulfurados y que suele mantenerse durante todo el día y otra temporal que se produce por cortos períodos de tiempo como al despertarse, tras tomar café o al ingerir comidas de sabor muy fuerte.
Entre las causas de la halitosis se destaca esencialmente la sequedad en la boca debido a la escasa ingestión de líquidos. De esta manera, disminuye la producción de saliva que suele ejercer un papel limpiador en la superficie de la lengua, quedando entonces restos de alimentos que potencian la formación del mal olor. Esto puede ocurrir también en los casos de las personas que hablan mucho, en los que están estresados o que consumen frecuentemente algunos fármacos como los ansiolíticos, los antihipertensivos y los antibióticos.
Por otra parte, la halitosis puede aparecer también entre las personas que mantienen una dieta diaria con altas dosis de proteínas o que incluyen sustancias de olor muy fuerte como la cebolla, el ajo u otras especias. Suele aparecer además en las personas que toman habitualmente café, alcohol, té o tabaco y en aquellos pacientes con problemas en las encías.
Con menor frecuencia, la halitosis también puede desarrollarse en las personas que padecen de infección en los pulmones, en el riñón, en las amígdalas o que son diabéticos. De igual manera, se ha registrado la enfermedad durante el período de la menstruación en las mujeres.
Por supuesto, la presencia de caries o infecciones bucales a consecuencia de suciedades o por afectación de bacterias también pueden provocar halitosis, sobre todo si la superficie de la lengua posee numerosas grietas donde se suele acumular la suciedad.
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