Las causas de la calvicie
La calvicie es un trastorno que se manifiesta en el retroceso de la línea frontal del pelo al mismo tiempo que se va perdiendo el cabello de la parte superior de la cabeza. En la mayoría de los casos resulta un proceso natural, aunque en casos particulares puede presentar un componente genético hereditario que se traspasa de una generación a otra.
Este trastorno se debe a la caída del cabello de manera excesiva durante la fase telógena o de descanso. Sin embargo, más allá de los problemas estéticos, no presenta peligros nocivos para la salud humana a pesar de que sus manifestaciones resultan generalmente desagradable para quien lo padece pudiendo en ocasiones provocar daños psicológicos.
En relación a las causas de la calvicie debe puntualizarse que estas son muy diversas en dependencia de las peculiaridades de cada una de las personas que padece el trastorno. En este sentido, la aparición de la calvicie puede deberse a la alteración de la función de las glándulas tiroides, a la ingesta de ciertos fármacos o a una dieta inadecuada baja en proteínas, a los regímenes estrictos de vegetales o incluso a ciertos alimentos para adelgazar.
Además el comienzo de la caída del cabello puede asociarse a la alteración hormonal como consecuencia de operaciones médicas entre las que destacan el parto o el empleo de la radioactividad. La anemia ferropénica, las infecciones o los procesos inflamatorios de la piel que afectan al cuero cabelludo también son otros factores que propician la calvicie.
En otros casos este problema puede deberse al uso exagerado de cosméticos capilares, a causas estacionales (manifestándose sobre todo en los meses de octubre y noviembre donde cae una mayor cantidad de cabellos) o a una caída del cabello asociada al período del envejecimiento ya que el número de folículos pilosos va disminuyendo haciéndose más lento y depauperado el proceso de crecimiento.
Según los especialistas, para determinar el comienzo de una calvicie es recomendable realizarse pruebas clínicas como el examen el signo del arrancamiento en la cual se tira suavemente del pelo de la zona frontal y parietal de la cabeza, o el signo del pellizcamiento, en la que se valora el número de folículos pilosos en la epidermis para valorar la posibilidad de revertir la calvicie.
También puede emplearse el tricograma, un examen en el cual se tiran los cabellos con pinzas especiales y se analizan en un microscopio para comprobar la fase del crecimiento del cabello o la biopsia, en la que se toman muestras del tejido epidérmico para analizarlas médicamente.
De esta manera, la calvicie puede diagnosticarse cuando aún comienzan las primeras manifestaciones del trastorno y de esta forma se puede implementar de manera rápida y eficaz un tratamiento que contenga el avance de la misma.