La tonsilectomía

Las amígdalas forman parte del sistema linfático del organismo con la función principal de proteger al cuerpo de las infecciones que se introducen en él a través de la boca o la nariz. Se ubican en la parte posterior de la garganta, garantizando la absorción de los gérmenes del medio ambiente.

A pesar de que su principal función consiste en retener los gérmenes que pasan mediante la boca y la nariz, en muchas ocasiones estos se establecen en las propias amígdalas provocando una seria infección que puede ocasionar dolor, dificultades en la respiración e incluso problemas en los oídos.

Generalmente el primer tratamiento consiste en el empleo de antibióticos; no obstante, si las infecciones son frecuentes es muy probable que la persona tenga que someterse a una tonsilectomía, la extirpación de las amígdalas.

La tonsilectomía se emplea usualmente cuando las complicaciones de las amígdalas resultan frecuentes o cuando el proceso de respiración se obstruye durante el sueño, siendo necesario entonces extirpar las amígdalas. El procedimiento quirúrgico resulta bastante simple, aunque la recuperación en la mayoría de los casos se torna un poco dolorosa.

Después de la cirugía y durante los próximos cinco días la persona puede presentar dolor de oído, de cuello, de garganta, mal aliento o incluso una leve fiebre. Pueden aparecer además algunas manchas blancas o amarillas en el fondo de la garganta como un síntoma normal de cicatrización que dura alrededor de dos semanas posteriores a la cirugía.

También es frecuente que se presenten algunas gotas de sangre que salen por la nariz o que aparecen en la saliva, propias del proceso de recuperación interna del organismo. Por lo general, la persona operada tiene pocos deseos de comer durante los primeros días de la cirugía, sobre todo alimentos sólidos, llegando incluso a perder algo de peso.

Por la complejidad y sensibilidad propias de la tonsilectomía se recomienda ingerir abundante líquido, sobre todo de bebidas frescas y claras como el agua, bebidas deportivas o zumo de manzana. Puede además consumirse alimentos suaves y fáciles de deglutir como las comidas blandas y frías como las sopas frías, gelatinas, puré de papa, macarrones con queso y huevos.

Eso sí, debe evitarse siempre el consumo de comidas duras que puedan raspar la garganta como los pretzels, las galletas saladas, las papas fritas o palomitas de maíz. Debe evitarse además la ingestión de comidas muy calientes, condimentadas o saladas, o de bebidas agrias o ácidas como la naranja, limón, arándano o tomate.

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