La fiebre periódica: ¿Qué es?
La fiebre periódica está considerada como una enfermedad autoinflamatoria de la cual se han reportado una media de 100.000 pacientes en todo el mundo. El gen relacionado con esta enfermedad se descubrió en el año 1992. Entonces se supo que estas personas tienen una mutación del gen MEFV, encargado de codificar la proteína pirina (cuya función principal es la de combatir las infecciones y de regular las respuestas inflamatorias del organismo).
En la actualidad no existe un consenso generalizado en la comunidad científica sobre cuándo debe diagnosticarse la fiebre periódica si bien muchos apuestan porque deben presentarse tres o más episodios de fiebre en un periodo de seis meses y separados entre sí por al menos una semana.
Generalmente esta enfermedad comienza en la infancia pero a veces el diagnóstico no se realiza hasta la edad adulta, después de haber descartado muchas otras enfermedades.
Algunos aspectos esenciales que ayudan a diagnosticar la fiebre periódica son:
– Existencia de un familiar que padezca la fiebre recurrente.
– Presencia de dolor abdominal, prurito cutáneo y dificultades musculares.
– Las crisis son recurrentes e irregulares y entre una y otra, no existe ningún síntoma de malestar.
Aún así, el diagnóstico certero se realiza solo después de haber aplicado pruebas genéticas.
Actualmente el tratamiento se dirige, en primer lugar, a provocar un alivio de los síntomas con el uso de los antiinflamatorios sistémicos. Posteriormente se emplea la colchicina, que ha demostrado ser muy eficaz tanto para hacer que la crisis remita como para disminuir la frecuencia de las crisis.
El principal problema relacionado con la fiebre periódica es el riesgo de desarrollar una amiloidosis que brindaría un peor pronóstico. Aún así, no todas las personas desarrollan esta enfermedad. De hecho, se conoce que es más común entre los judíos (34%) mientras que en los otros grupos étnicos el riesgo es menor.