La fibra alimenticia y la diabetes
Los beneficios de la fibra alimenticia son muchísimos, probablemente el más conocido hace referencia a que la fibra ayuda al tránsito intestinal y favorece el proceso digestivo. No obstante, ahora investigadores de la Universidad Internacional de Andalucía en Sevilla resaltan nuevas propiedades de la fibra al afirmar que la ausencia de la misma en la dieta puede actuar como un factor que desencadena enfermedades cardiovasculares, cáncer de colon y diverticulosis pero a la misma vez puede ser útil para controlar la diabetes.
Los beneficios que aporta la fibra se centran en el hecho de que esta no es atacada por las enzimas del estómago por lo que generalmente llega al colon sin haber sido degradada. Además, se conoce que la fibra retrasa el vaciado gástrico y absorbe varias toxinas ayudando a eliminar las mismas. Para las personas con diabetes esto tiene otra traducción: la fibra retrasa la absorción intestinal de la glucosa y a la misma vez modula la secreción de hormonas gastrointestinales insulinotrópicas.
Específicamente, la fibra mezclada con los alimentos y con el agua de los jugos intestinales o con el agua normal que se ha consumido en la cena, conforma un gel que obstaculiza la transferencia de la glucosa hacia las células absortivas intestinales y, por lo tanto actúa retrasando la absorción del azúcar hacia la sangre venosa. En otras palabras, la fibra reduce la velocidad de absorción de los carbohidratos, evitando así los picos glucémicos que se producen después de comer. Así, las personas que padecen de diabetes pueden diversificar su dieta siempre que acompañen a los alimentos que contienen azúcares de absorción rápida con alimentos ricos en fibra.
Vale aclarar que esta idea no es del todo nueva, ya que desde el año 1987 ya la American Diabetes Association había propuesto que las personas diabéticas incrementaran el consumo de fibra.
Debe puntualizarse que los especialistas en nutrición recomiendan que la ingesta de fibra ideal diaria ronde los 30 gramos, mientras que en la dieta de los países europeos la media de las personas consume unos 20 gramos al día.