La artrosis deportiva: ¿Qué es y cómo evitarla?

Artrosis deportivaLa mayoría de los artículos que se encuentran en Internet promueven la práctica del deporte ya que este nos ofrece innumerables beneficios, tanto a nivel mental como físico. No obstante, debemos ser conscientes de que la práctica de actividad física también conlleva sus riesgos, como sufrir de artrosis deportiva.

De hecho, los problemas musculares y en las articulaciones son unas de las principales preocupaciones de los deportistas puesto que saben perfectamente que estas son las zonas más expuestas de nuestro cuerpo cuando realizamos ejercicio físico.

¿Qué es la artrosis?

Nuestras articulaciones están unidas a través de cartílagos. Estos no solo sirven para conectarlas sino también para aislarlas y prevenir el roce. De hecho, actúan como unos cojines que amortiguan la fricción. No obstante, con el paso del tiempo los cartílagos se van debilitando y dejan de cumplir con su función por lo que se comienza a producir un roce constante entre las articulaciones. Este frote provoca un desgaste y, como resultado, la persona experimenta dolor. Este es el mecanismo que se esconde detrás de la artrosis.

Cuando se practica deporte los cartílagos se pueden desgastar con mayor rapidez, sobre todo debido a los movimientos inadecuados, los golpes, las malas posturas o la concentración de la tensión en una zona articular durante periodos de tiempo prolongado. En estos casos se produce una artrosis prematura que se conoce como “artrosis deportiva”.

¿Cómo evitarla?

La respuesta no está en dejar de practicar deporte porque, como ya hemos dicho, es una actividad muy beneficiosa para nuestra salud física y psicológica. En vez de eso, debemos aprender a ejecutar de la manera adecuada los movimientos, sobre todo evitando cargar las articulaciones. Para ello, nada mejor que trabajar en el fortalecimiento de los músculos que las rodean ya que de esta forma todo el peso de la actividad no recaerá en las articulaciones sino que se distribuirá también a los músculos.

Si sueles correr, ten en cuenta que es mejor hacerlo sobre un terreno suave y no sobre el pavimento porque este provoca un mayor número de lesiones. Si sueles montar bicicleta, regula la altura del sillín para que tus articulaciones no se resientan tanto con el movimiento.

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