Incontinencia urinaria en las mujeres: Un problema del que no se habla
La incontinencia urinaria es un problema mucho más común de lo que la mayoría de las personas piensan. De hecho, ¿sabías que en España la mitad de las mujeres mayores de 65 años sufre de incontinencia urinaria? Este problema afecta además a 4 de cada 10 mujeres de mediana edad, según datos del Observatorio Nacional de la Incontinencia. Sin embargo, a menudo las mujeres afectadas no buscan atención médica, a pesar de que este trastorno repercute negativamente en su calidad de vida, sobre todo en el aspecto sexual y social.
De hecho, muchos piensan que la incontinencia urinaria es parte natural del envejecimiento y que no tiene solución. No obstante, en realidad se trata de un trastorno que sienta sus causas en los cambios anatómicos y funcionales de los órganos de micción (la vejiga, los esfínteres y los músculos del suelo pélvico). Por lo general, se puede prevenir o contener una vez que ha comenzado y evidentemente, mientras antes se comience a aplicar el tratamiento, mucho mejor. Por eso, ante las primeras pérdidas de orina, la decisión es acudir a un especialista para que explore la causa e indique qué se puede hacer.
Una solución al alcance de la mano
Los expertos afirman que la mejor forma de enfrentar la incontinencia urinaria es prevenirla; sin embargo, también apuntan que es posible contenerla una vez que ha comenzado. Para ello, es importante que aprendas a tonificar los músculos del suelo pélvico que ayudan a mantener el tono de los esfínteres y la posición adecuada de los órganos de la pelvis.
Una forma muy sencilla de lograrlo es mediante el entrenamiento de Kegel, una serie de ejercicios que consisten en realizar contracciones programadas de los músculos pélvicos con una intensidad y duración previamente establecidas (por ejemplo, se realizan 10 contracciones, se descansa y se vuelve a contraer repitiendo el ejercicio al menos 2 o 3 veces al día). También puedes utilizar un ejercitador de Kegel inteligente, un dispositivo de última generación que permite realizar estos mismos ejercicios pero de manera intuitiva pues el dispositivo es quien dirige el número, la intensidad y la duración de las contracciones.
Asimismo, puedes decantarte por otros tratamientos como las esferas pélvicas, una serie de bolas pequeñas que producen vibraciones. Estas esferas se colocan en la vagina varias veces al día para que estimulen las terminaciones nerviosas y vasculares del área, produciendo así contracciones reflejas que tonifican los músculos pelvianos.
Sin embargo, para que estos ejercicios sean realmente útiles deben haber sido orientados por un especialista que te indique cuáles son los músculos debes contraer y cuáles no. No obstante, recuerda que lo que realmente marcará la diferencia será la constancia.
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