El virus del Nilo Occidental

El virus del Nilo Occidental es una patología severa que afecta actualmente a múltiples regiones, sobre todo de Estados Unidos. Lo peor de todo es que las personas que lo padecen normalmente no desarrollan ningún síntoma que avizore la enfermedad o, si lo hacen, son tan leves que muchas veces pasan desapercibidos (como dolor articular, dolor de cabeza, un ligero sarpullido e inflamación de las glándulas linfáticas).

Normalmente, cuando aparecen los síntomas, el virus se encuentra en una fase avanzada que ha afectado el sistema nervioso. Solo entonces se detecta la meningitis o encefalitis.

Al respecto, se conoce que entre las personas con más elevado riesgo de padecerlo en su modalidad más severa se encuentran los mayores de 50 años de edad y aquellos que poseen algunas afecciones médicas como hipertensión, cáncer, diabetes, enfermedad renal o algún trasplante de órgano.

Según los especialistas, hasta el momento esta patología no posee un tratamiento único que permita eliminar la enfermedad. Por eso se hace tanto hincapié en la prevención.

Algunas medidas preventivas para combatir el virus del Nilo Occidental son:

– Uso de repelente contra el mosquito (principal transmisor de la enfermedad), sobre todo cuando se esté al aire libre.

– Usar camisas de mangas largas y pantalones, fundamentalmente en las primeras horas del amanecer y cuando está anocheciendo.

– No dejar el agua estancada en los floreros, cubos o piscinas de los niños.

– Eliminar cualquier rendida en puertas y ventanas de manera que se evite el contacto con los insectos transmisores del virus.

– Rociar la ropa con repelentes que contengan permetrina o DEET, ya que los mosquitos pueden picar a través de la tela delgada. Eso sí, no apliques nunca los repelentes que tengan permetrina directamente sobre tu piel.

– Colocar un mosquitero sobre los cargadores o coches para los bebés cuando vayas a salir al aire libre.

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