Propiedades de la manzana: ¿Astringente o laxante?

La manzana se ha convertido en una de las frutas más consumidas a nivel mundial por sus características dietéticas, su peculiar sabor y su increíble combinación con los más disímiles alimentos. Sin embargo, la realidad es que la manzana es una de las frutas que posee una menor cantidad de nutrientes, pues sólo se destaca por la presencia de hidratos de carbono en forma de azúcares. Su mayor contenido es en fructosa y en menor grado en glucosa, sacarosa, vitaminas y minerales.

A pesar de ello, la manzana posee extraordinarias propiedades dieto-terapéuticas debido a la acción de los elementos fotoquímicos que la componen. Son precisamente estos elementos el último descubrimiento acerca de las propiedades de la manzana.

Hoy se conoce que la principal propiedad beneficiosa de la manzana es su función como regulador intestinal debido a que posee una doble acción: astringente o laxante. Si se consume cruda y con cáscara puede resultar muy útil para el tratamiento del estreñimiento pues de esta forma la fibra insoluble de la cáscara estimula la actividad intestinal ayudando a mantener activos los músculos intestinales.

Por otra parte, la manzana presenta también elevados niveles de pectina (un hidrato de carbono) que tiene la peculiaridad de retener agua. Por esta razón se le atribuyen efectos beneficiosos para los casos de diarreas pues su ingestión tiende a hacer más lento el tránsito intestinal.

Además, debido la manzana presenta una gran cantidad de taninos en su composición y estos refuerzan sus propiedades astringentes y antiinflamatorias. Una vez que se ha ingerido la manzana, los taninos tienden a desinflamar la mucosa intestinal siendo muy eficaces también para los casos de diarreas, sobre todo si se deja oscurecer la pulpa rallada de una manzana ya pelada.

Así, la manzana desvela que no solo es una fruta de buen sabor sino que, en dependencia de cómo se coma, tiene propiedades astringentes o laxantes.

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