Propiedades de la carne de cerdo: ¿Beneficiosa o dañina?
La carne de cerdo ha sido uno de los alimentos que ha sido más vapuleado en los últimos años, hasta el punto que existen muchas personas que ni siquiera la comen, prefiriendo la carne de res ya que consideran que ésta es más “sana”. Pero… ¿es realmente la carne de cerdo tan dañina como imaginamos? ¿Cuáles son las propiedades de la carne de cerdo?
Realmente la carne de cerdo puede insertarse perfectamente en una dieta sana y equilibrada. De hecho, si se compara esta carne con otros alimentos como el huevo, la mantequilla o el queso, se verá que estos poseen mucho más colesterol. Por ejemplo, las partes del cerdo como la chuleta, la pierna o el lomo aportan entre 60 y 80 miligramos de colesterol por cada 100 gramos, mientras que la yema del huevo contiene 250 miligramos, una cantidad idéntica a la contenida en 100 gramos de mantequilla. Además, estas partes del cerdo también resultan aún más saludables que algunas partes del cordero o de la vaca.
Obviamente, existen algunas partes del cerdo como las vísceras que contienen un elevadísimo nivel de colesterol por lo que es totalmente aconsejable no consumirlas.
En realidad la cantidad de grasa que presenta la carne de cerdo variará en relación con la especie (se conoce que el cerdo blanco brinda una carne más magra mientras que el cerdo ibérico posee más grasa), la edad del animal, la alimentación del mismo e incluso el cómo se ha cortado la carne ya que el carnicero realmente puede eliminar gran parte de la grasa. Además, vale destacar que en relación con el resto de las carnes, en la grasa del cerdo se evidencia un nivel más elevado de ácidos grasos monoinsaturados (grasas buenas).
Más allá de su contenido en grasas, la carne del cerdo nos brinda proteínas de calidad biológica, es una importante fuente de vitaminas del grupo B y vitaminas A y D. De hecho, la carne de cerdo llega a brindarnos hasta 10 veces más vitamina B12 que el resto de las carnes. A la misma vez, su cantidad de bases púricas es mucho menor en comparación con las carnes rojas, por lo que las personas que padecen de gota pueden consumir ésta carne en cantidades moderadas.