Menos sal

En el artículo anterior comenzamos a explicar el por qué de comer con menos sal y te dimos algunos trucos para disminuir tu consumo de sodio. Aquí va la segunda parte de los consejos para comer con menos sal.

Quita la sal de la mesa. Muchas veces, el añadir sal a los alimentos no es sino una cuestión cultural más que de gusto. ¿Cuántas veces has añadido sal a las comidas sin siquiera probarlas? Prueba quitar la sal de la mesa y verás que puedes disfrutar igualmente de la comida, y que tu paladar pronto se acostumbrara.

Mide la cantidad de sal. Generalmente ponemos sal a las comidas sin pensarlo demasiado en cuanta sal agregamos. Es bueno medir la cantidad: una buena idea es usar sal en sobres pequeños, que nos permitan limitar el consumo y tener un parámetro para reducir gradualmente.

Evita carnes ahumadas. Estas generalmente se conservan con mucho sodio. Es preferible cocinar carne en muchas maneras antes que optar por las ahumadas que son muy ricas en sal. Lo mismo ocurre con los quesos curados, cuyo contenido de sodio es muy elevado.

Deja a un lado los caldos o saborizantes concentrados. Se trata de una de  las formas de cocción con la cual agregamos más sodio a las comidas. Y si los vas a usar, es preferibles partir los cubos o tirar menos del polvo saborizante, ya que dado su alto contenido de sodio pueden dar sabor usando muy poco.

Usa las alternativas sin sal. Hoy en día abundan los productos “sin sal agregada”. Galletas, panes, quesos, sopas y otros productos  tienen alternativas que  no deben dejarse sólo para personas hipertensas, sino que pueden consumirse por cualquier que desee comer con menos sal para no excederse de las medidas recomendadas.

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