Los usos del boro y sus efectos adversos

El boro es un mineral natural que se encuentra en algunos alimentos o en el medio ambiente y que en la actualidad se emplea para tratar múltiples enfermedades.

Se conoce que el boro actúa sobre algunos minerales como el magnesio y el fósforo, aumentando su concentración en el organismo. A la misma vez, también incide y eleva los niveles de estrógeno, sobre todo en las mujeres mayores y en los hombres con buena salud. Es por esto que entre los usos del boro más conocidos se describe su acción sobre el crecimiento de los huesos y como ayuda en la formación de los músculos, por lo que es utilizado frecuentemente en el tratamiento de la osteoporosis.

El boro aumenta los niveles de testosterona en el organismo, mejora las habilidades del pensamiento y la coordinación muscular del cuerpo y es un remedio muy eficaz en el tratamiento de las infecciones vaginales por levaduras o hongos como la candidiasis. En lo que respecta a la piel, el boro es un astringente y se utiliza para prevenir las infecciones cutáneas.

Sin embargo, más allá de los beneficios que el boro reporta a la salud humana, los especialistas alertan que grandes cantidades de boro pueden ser altamente nocivas causando una intoxicación con síntomas de envenenamiento que incluyen: diarreas, vómitos, irritabilidad, temblores, convulsiones, dolores de cabeza e inflamación.

Las dosis recomendadas varían entre los 17 o 20 miligramos por día; dosis más elevadas pueden ser muy dañinas, sobre todo para las mujeres embarazadas o en período de lactancia. De hecho, el boro se ha asociado a defectos de nacimiento en los niños por lo que los médicos recomiendan no consumirlo durante la gestación.

El boro también se ha contraindicado en los pacientes con afecciones sensibles a las hormonas y en los que padecen de enfermedades renales.

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