Los riesgos de las cavitaciones dentales

cavitaciones dentalesMuchas personas consideran que la mejor opción ante un dolor de muelas reiterado es la extracción y que de esta manera se eliminan todos los problemas de raíz. Sin embargo, lo que no sabemos es que cuando se extrae una pieza dental los riesgos para la salud, lejos de desaparecer, pueden incrementarse.

Al extraer una pieza dental en el hueso de la mandíbula queda un espacio vacío que se cierra con el paso del tiempo. Normalmente este proceso transcurre sin complicaciones pero hay veces en las que algunas bacterias llegan hasta este espacio y lo infectan, produciendo lo que se conoce como una cavitación dental. Estos procesos infecciosos por lo general suelen desarrollarse lenta y silenciosamente, sin presentar síntomas hasta que la infección es bastante fuerte y comienzan a surgir las primeras manifestaciones de la enfermedad con fatiga, problemas gastrointestinales, fiebre y mareos.

Sin embargo, como estos síntomas son comunes a otras tantas enfermedades, en muchos casos la cavitación dental pasa desapercibida y se complica hasta provocar:

– Síndrome de fatiga crónico

– Dificultades para concentrarse

– Disímiles alergias simples o crónicas

– Temblor asociado al Parkinson

– Problemas psicológicos como la ansiedad

– Neuralgia, migraña y otros problemas neurológicos

¿Cómo se diagnostica una cavitación dental?

Detectar una cavitación dental no es sencillo pues en muchas ocasiones esta infección aparece después de varios años de haber realizado la extracción. Por eso, es necesario aplicar algunos test clínicos que determinarán si existe realmente un daño y en qué área en particular se encuentra la cavitación. Por lo general, se utiliza un test de cinestesia muscular, junto con un escáner del hueso mandibular y una imagen tomográfica para detectar la dimensión y la localización precisa del daño.

¿Cómo se trata una cavitación dental?

Una vez que se realiza un diagnostico, el tratamiento de la cavitación dental es bastante sencillo pues consiste en acceder quirúrgicamente por medio de una pequeña incisión hasta el fondo del espacio dental infectado. Una vez en este espacio, se desinfecta adecuadamente y  se recetan antibióticos orales o tópicos para evitar la reproducción de las bacterias en el área.

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