Los productos para blanquear los dientes a debate
Son muchas las personas que desean blanquear sus dientes y acuden a las más diversas técnicas para hacerlo: desde una limpieza profesional, hasta productos industriales específicos o incluso remedios caseros.
Sin lugar a dudas la propaganda donde se muestran modelos con dientes relucientes es un fuerte motor impulsor pero lo cierto es que ahora los productos para blanquear los dientes están siendo sometidos a un fuerte debate en la comunidad científica e incluso se hace referencia a la blancorexia (una obsesión por tener los dientes blancos que termina provocando daños no sólo al esmalte de los dientes sino también a la estabilidad psicológica de la persona).
Ante el problema de magnitudes psicológicas y el uso indiscriminado de productos no adecuados para blanquear los dientes los especialistas recomiendan ponerse en manos de un dentista que pueda realizar un diagnóstico inicial en el cual determinará cuál es el tratamiento más adecuado para cada caso y descartará la posible existencia de otras complicaciones. Vale aclarar que las personas que padecen de gengivitis no deberían someterse a tratamientos de blanqueo y otro tanto sucede con quienes sufren cualquier otro tipo de enfermedad periodontal.
Los especialistas puntualizan que los tratamientos que se venden en cualquier tipo de farmacia o centro comercial contienen entre el 0,1 y el 6% de peróxido de hidrógeno, un agente blanqueante que puede ocasionar problemas como la quemadura de los tejidos blandos y el aumento de la sensibilidad de los dientes.
La otra cara de la moneda son los chicles o dentríficos que supuestamente tienen un elevado poder blanqueante cuando en realidad los especialistas afirman que estos productos presentan concentraciones tan bajas de agentes químicos blanqueantes que su acción es prácticamente nula.
La duración del tratamiento blanqueante será variable en relación con los resultados que se deseen obtener pero debe tenerse en cuenta que los dientes están continuamente sometidos a agentes externos y, por ende, cambiarán de color. Por ello es recomendable no obsesionarse con dientes perfectamente blancos y brillantes.