Los beneficios de la cúrcuma para la salud
La cúrcuma es una planta cuya raíz es muy gustosa y colorida por lo que se utiliza desde hace décadas como un ingrediente indispensable en la cocina. Su principal elemento activo es la curcumina, un colorante que se ha empleado en la medicina tradicional india y china para tratar diversas dolencias desde problemas digestivos y enfermedades inflamatorias hasta trastornos en la piel. No obstante, no ha sido hasta hace poco más de dos décadas que los científicos han comenzado a estudiar el verdadero efecto médico de la cúrcuma y los resultados han sido sorprendentes.
Tres razones por la que deberías consumir cúrcuma
1. Previene el cáncer. ¿Sabías que la cúrcuma contiene cerca de 10 componentes con propiedades anticancerígenas? Entre ellos se destaca la curcumina, el limoneno, el curdiona, el curcumenol y los betacarotenos. Además, tiene propiedades antioxidantes y depuradoras capaces de eliminar del organismo las toxinas que estimulan el crecimiento de las células cancerígenas. De hecho, recientes investigaciones han encontrado que la cúrcuma puede reducir el riesgo de padecer algunos tipos de cáncer como el de colon, de piel, de mama y en el duodeno. También puede ser útil en el tratamiento de estas y otras variedades de tumores.
2. Reduce el riesgo de diabetes. Algunos estudios han demostrado que la cúrcuma tiene propiedades hipoglucemiantes, lo que significa que ayuda a reducir los niveles de azúcar en sangre. Un efecto que disminuye el riesgo de padecer diabetes, a la vez que ayuda a controlar la enfermedad en las personas que ya la sufren. Así lo ha confirmado un estudio realizado en animales por especialistas el Centro Médico de la Universidad de Columbia que hallaron una mejor tolerancia a la glucosa y a la insulina en los ratones que habían consumido cúrcuma.
3. Mejora las enfermedades digestivas. La cúrcuma tiene propiedades antiinflamatorias que ayudan a prevenir y aliviar diversas enfermedades digestivas como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. Además, estimula la producción de bilis, reduce la acidez estomacal, previene el dolor de estómago y ayuda a combatir el síndrome del intestino irritable. Su consumo habitual también puede ser efectivo para reducir las comunes infecciones por Helicobacter pylori y las úlceras gástricas y duodenales.
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