Los beneficios de amamantar
La mayoría de los especialistas avalan la importancia de la lactancia materna para el bebé. Así, se conoce que los beneficios de amamantar al niño son múltiples, sobre todo en las primeras semanas de su desarrollo.
La lactancia materna le proporciona al bebé los nutrientes que necesita para alcanzar un desarrollo normal y que son fundamentales en la primera etapa de nacido. En este sentido se conoce que la leche contiene la cantidad adecuada de grasas, azúcar, agua y proteínas necesarias para el crecimiento saludable del bebé, cuya proporción resulta difícil encontrar en otro tipo de leche.
Esta proporción adecuada de proteínas también le facilita al niño la absorción y digestión de la leche materna, siendo mucho más nutritiva y digerible que la leche de fórmula. La grasa presente en la leche materna se puede metabolizar también con mucha facilidad, permitiendo que se absorban con mayor rapidez y facilidad los micronutrientes presentes en la leche.
Por otra parte, los anticuerpos que se encuentran en la leche materna contribuyen a proteger a los bebés contra las bacterias y virus, atacando la presencia de posibles infecciones respiratorias, del tracto urinario, de los oídos y septicemia. Además, la leche materna siempre está esterilizada, de manera que no existen probabilidades de estar preparada de manera impropia, ni de estar contaminada, por lo que resulta muy bajo el porcentaje de niños alérgicos a esta leche.
La lactancia materna, también resulta beneficiosa para la madre, pues durante el proceso de amamantar el organismo quema las calorías extras que la madre ganó durante el embarazo, contribuyendo además a que el útero recupere su tamaño normal de manera rápida y a la disminución del sangrado luego del parto.
La lactancia también reduce en la madre el riesgo de contraer cáncer de pecho y de ovarios, facilitando el establecimiento de un fuerte vínculo afectivo entre la madre y su bebé durante el proceso de amamantar, donde el niño se siente seguro y confiado.
De esta manera, los especialistas recomiendan (siempre que sea posible) practicar la lactancia materna en el niño recién nacido, siendo contraindicada sólo en algunos casos específicos de alergia u otras complicaciones médicas.