La coliflor: Sus propiedades y forma de cocción
La coliflor es una hortaliza muy versátil, fácil de preparar y que se puede incluir en una gran multiplicidad de platos. Sus propiedades beneficiosas para la salud humana son muchas, entre ellas la posibilidad de protegernos contra los radicales libres y de las patologías relacionadas con los mismos.
La coliflor está compuesta esencialmente por agua y presenta un bajo contenido de carbohidratos, proteínas y grasas. Específicamente, 100 gramos de coliflor aportan aproximadamente 22 calorías, solo 3 gramos de carbohidratos, 2,2 gramos de proteínas y un levísimo 0,2 gramos de grasa. A la misma vez, la coliflor es una fuente de fibra y de vitaminas y minerales; razón por la cual es un alimento ideal para incluirse en las dietas.
En relación con las vitaminas, la coliflor es fuente de vitamina C y A y de vitaminas del grupo B como la B1, la B2 y la B3. Respecto a los minerales, la coliflor nos aporta esencialmente: fósforo, potasio, magnesio y calcio.
Debe puntualizarse que muchos investigadores actualmente están enfrascados en el estudio de los componentes de la coliflor ya que han detectado una molécula que activaría una enzima capaz de localizar y destruir las células cancerígenas del cuerpo. Específicamente se hace referencia al resveratrol, que tendría propiedades anticancerígenas al ser procesado por la enzima CYP1B.
A pesar de las propiedades beneficiosas de la coliflor a algunas personas no les resulta muy sencillo digerirla. Para resolver esta problemática simplemente podemos optar por la cocción en una olla a vapor o evitar que la misma hierva dentro del agua. El tiempo de cocción dependerá del tamaño y el grosor de la coliflor pero siempre deberemos guiarnos por el tallo. Otro aspecto a tener en cuenta es que después de lavar la coliflor es recomendable dejarla durante algunos minutos en agua con un poco de vinagre para eliminar las bacterias.