La alergia a la lactosa

alergia a la lactosaLa alergia a la lactosa, también conocido como intolerancia, ocurre cuando nos falta la enzima lactasa, que se produce en el intestino delgado y tiene la tarea de procesar la lactosa contenida en la leche y todos sus derivados. Cuando la persona no tiene esta enzima, la lactosa se queda en el intestino y se fermenta debido a la flora bacteriana. Quienes tienen este problema, deben estar muy atentos a los alimentos que ingieren ya que no deberían comer nada que contenga lactosa.

¿Cómo se diagnostica?

Para determinar si padeces de alergia a la lactosa se realiza la prueba de Breath, un examen que no es invasivo pero que normalmente suele tomar entre 2 y 3 horas. Básicamente, esta prueba se basa en la idea de que si el azúcar de la lactosa no se absorbe a nivel intestinal, terminará fermentándose y formando una gran cantidad de hidrógeno. Este será absorbido en parte por el colon y, por otra parte, se eliminará a través de la respiración.

Por eso la prueba consiste en suministrarle un poco de lactosa a la persona y analizar posteriormente la cantidad de hidrógeno que produce al respirar. Si los niveles cambian, es probable que padezca de alergia a la lactosa.

Los principales síntomas

Como podrás suponer, los principales síntomas de esta alergia están provocados por el hecho de que el intestino no descompone la lactosa y, cuando ésta arriba al colon, es atacada por la flora bacteriana que la transforma en hidrógeno y ácidos orgánicos. Como resultado, la persona experimenta síntomas como la hinchazón, la tensión abdominal, la flatulencia y el meteorismo.

Además, como la lactosa no se digiere, también produce mucha agua, lo cual puede provocar diarreas. Todos estos síntomas generalmente aparecen entre los 30 minutos y las dos horas después de haber ingerido el alimento con lactosa.

Lo que no debes comer

Las personas que tienen alergia a la lactosa deben seguir una dieta muy rigurosa, sobre todo si se trata de bebés y niños. Aparentemente, sería suficiente con eliminar la leche pero en realidad es un poco más complicado ya que hay muchísimos productos que contienen esta sustancia, como el yogurt, el queso y la mantequilla. Además, ten presente que también hay trazas de lactosa en los huevos, las peras, las cebollas e incluso en el brócoli.

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