Entrenamiento de la tercera edad

El entrenamiento para personas mayores de 65 años debe realizarse con la debida planificación previa y no puede ser librado al azar. Ya hemos visto que son numerosos los cuidados que deben tenerse cuando se es una persona entrada en años que quiere ejercitarse. Ahora veamos qué beneficios puede extraerse y qué características deberían tener estos planes de entrenamiento, principalmente los de musculación.

Es importante tener en claro que se pueden obtener mejoras notables con un programa de entrenamiento ligero pero progresivo. Las precauciones serán las normales de toda deficiencia articular, procurando no efectuar movimientos complejos, demasiado rápidos o que puedan provocar desequilibrio.

El trabajo de tonificación y musculación está dirigido al mantenimiento de la fuerza y las fibras de contracción rápida. Sería deseable disponer de máquinas de trabajo isosinético, por ser estas las más específicas para el desarrollo de las fibras tipo II, y muy seguras a la hora de prevenir lesiones por sobrecarga.

El trabajo con cargas en contra de la gravedad estimula la producción de hormonas sexuales, lo cual resulta especialmente beneficioso en estas edades, puesto que la falta de estas hormonas es la causa fundamental de la pérdida de calcio por los huesos, lo que los convierte a estos en frágiles y quebradizos (osteoporosis). Esta degeneración, que afecta fundamentalmente a las mujeres postmenopáusicas, puede ser menos intensa si, antes de que aparezca en forma severa se realiza de forma regular un programa de musculación. Por otro lado, el propio hueso, al tener que soportar el peso añadido de las cargas, también incrementará su tendencia a captar calcio en lugar de liberarlo.

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