El azúcar añadido: No dejes que sabotee tu dieta
Si eres una persona preocupada por tu salud probablemente regularás el consumo del azúcar refinada, contando las cucharadillas y evitando productos como los caramelos y dulces. Sin embargo, ¿qué sucede con los otros alimentos? ¿Llevas la cuenta de cuánta azúcar está contenida en una soda?
Antes de entrar de lleno en este tema, debe puntualizarse que el azúcar natural que está contenida en los alimentos (como la que poseen las frutas) no resulta dañina para el organismo, a no ser que la persona padezca de diabetes, en cuyo caso también deberá regular el consumo de estos alimentos. En sentido general, el azúcar más dañina es la refinada y la que ingerimos a partir de los productos elaborados industrialmente como las sodas o la bollería industrial.
Pero… si el azúcar es dañina, ¿por qué se añade a tantos alimentos?
La respuesta es muy simple: el azúcar potencia el sabor, le brinda una excelente textura a los alimentos, actúa como conservante en las mermeladas, potencia la fermentación en la realización de alimentos como el pan y ayuda a balancear la acidez.
Lo peor es que el azúcar añadido normalmente se encuentra en los alimentos que también tienen grasas dañinas para la salud, como es la bollería industrial. De hecho, en los Estados Unidos es un problema tan serio que llega a afirmarse que estos alimentos son el 35% de la dieta cotidiana.
Cuando se consume demasiada azúcar corremos varios riesgos:
– Aparición de caries, ya que el azúcar potencia el crecimiento de las bacterias en la boca, sobre todo cuando ingerimos las bebidas con azúcar y no nos cepillamos posteriormente los dientes.
– Una nutrición pobre ya que por regla general los alimentos que contienen azúcares añadidos no son ricos en vitaminas y minerales por lo que consumimos más calorías vacías.
– Aumento de peso precisamente debido a que el azúcar resulta saciante en un momento pero posteriormente vuelve a provocar las ganas de comer.
-Aumento de los triglicéridos, lo cual puede contribuir a que nos sometamos a un riesgo mayor de sufrir una enfermedad cardiaca.
Obviamente, el primer paso para detectar el azúcar añadido es leer detenidamente las etiquetas de los alimentos y desechar todos aquellos que contengan fructuosa, dextrosa, maltosa o lactosa.