Consejos para evitar el mal de altura
Todos los alpinistas corren el riesgo de padecer el mal de altura, sin embargo también tienen a su alcance algunas medidas preventivas para evitar este trastorno. En este sentido, lo primero que todo alpinista debe aprender es a conocer los síntomas del mal de altura.
En especial, deberá estar atento a la aparición de manifestaciones como la dificultad respiratoria, dolores de cabeza, mareos, náuseas, dificultad para dormir, pulso rápido, fatiga y la pérdida de apetito. Si se presentan alguno de estos problemas, deberá detener la subida para evitar la presencia de complicaciones mayores como un edema pulmonar o un edema cerebral.
Para identificar la presencia del edema pulmonar el alpinista deberá estar atento fundamentalmente a la manifestación de síntomas como la tos seca y una escasa expectoración de color rosado o incluso con sangre. En el caso de que aparezcan dificultades para caminar, torpeza en los movimientos de las manos, dolores de cabeza intensos o incluso algunas alucinaciones que se intensifican al subir probablemente se estará evidenciando un edema cerebral que debe ser atendido con rapidez antes de que provoque la muerte de la persona.
En los casos en que vayan a escalarse alturas considerables es útil para los alpinistas el empleo de una cámara hiperbárica (consistente en una bolsa de tela muy ligera que funciona manualmente con una bomba de aire simulando un descenso de varios cientos de metros). Así, la persona que comienza a padecer síntomas fuertes puede utilizar este instrumento durante dos o tres horas para disminuir la presión en su organismo.
Resulta oportuno además que los alpinistas practiquen los principios básicos de escalada consistentes en algunas medidas de adaptación y seguridad esenciales. Para ello deberán mantener un ascenso gradual deteniéndose durante uno o dos días a descansar, mientras que cuando se encuentren por encima de los 2.400 metros deberán hacerlo cada 600 metros aproximadamente.
De igual manera, deben considerar llevar oxígeno suficiente para varios días si se va a escalar a más de 3.000 metros, a la vez que se mantenga una dieta rica en carbohidratos y líquidos evitando el consumo de alcohol durante este período. En este sentido, los especialistas recomiendan también realizarse un estudio clínico minucioso antes de comenzar la escalada.