Cenar poco

Mucha gente acostumbra a comer copiosamente justo antes de ir a la cama. Sin embargo, lo recomendable es cenar poco y tan temprano como se pueda. Esto no es un capricho ni un verso que se repite incansablemente por mero formalismo. En realidad, se trata de una verdad fisiológica que puede aportarnos muchos beneficios a nuestra salud.

La premisa fundamental es que si ingieres muchos nutrientes antes de dormir, estos quedarán almacenados como reservas (principalmente de grasa, y también de glucógeno).  Esto ocurre debido a que tras la comida, nuestra única actividad es dormir, por lo que nuestras demandas energéticas son mínimas. Por la noche nuestro metabolismo baja, por lo que lo ideal es cenar unas 2 o 3 horas antes de acostarnos.

Además, el cenar abundantemente hará que amanezcamos con muy pocas ganas de desayunar. Esto hace que muchas veces salgamos de casa sin alimentarnos adecuadamente para afrontar la jornada de actividades, por lo que luego nos sentimos cansados y faltos de energía.

Otro aspecto a considerar es que mientras dormimos no es el mejor momento para hacer la digestión de una comida copiosa. al estar acostados y con el cuerpo en un funcionamiento muy relajado (dado que estamos durmiendo), digerir mucha comida implica sobre exigir a nuestro organismo. Deberíamos no sólo cenar liviano y un par de horas antes de dormir, sino que cuidar de no comer comidas demasiado pesadas y de difícil digestión. Es por ello que las ensaladas, comidas con poca grasas, alguna porción moderada de carne magra son buenas opciones. Si realizas una dieta hipocalórica, es bueno no consumir muchos hidratos a la noche, ya que se acumularán como reserva fácilmente.

Imagen del artículo

Cenar poco
  Consejos