Adiós a los puntos negros en tu rostro
La famosa “zona T” del rostro, denominada frente, nariz y barbilla es el lugar preferido donde aparecen los puntos negros. Aunque no lo creas, no aparecen por falta de limpieza, sino por las secreciones sebáceas que se mezclan con células muertas de la piel; y el color oscuro se debe justamente a la densidad de la acumulación. Por ello, resulta imprescindible eliminarlos ya que pueden provocar infecciones, y muchas veces transformarse en barritos y granos.
El difícil prevenirlos. Si bien la piel grasa es más propensa a desarrollarlos, las pieles secas y mixtas también los presentan, ya que también son estimulados por ciertas hormonas presentes en todas las personas. Entonces, una buena limpieza siempre ayuda pero, como mencionamos, no es garantía de efecto. Debemos utilizar jabón neutro y si es posible una o dos veces al mes, sumar una limpieza profesional, con exfoliación, hidratación y productos que aporten nutrientes.
Lo cierto es que una vez que los tenemos, es importante buscar la técnica que mejor se ajuste para lograr deshacernos de ellos. Si lo hacemos por nuestra cuenta, es importante tener precauciones y ser cuidadosas porque es fácil infectarlos o dejar pequeñas cicatrices. En esos casos, se recomienda nunca apretar directamente porque la piel se lastima, más bien primero abrir los poros.
Por ejemplo, una buena rutina de extracción comienza lavando el rostro con abundando agua tibia y jabón. Luego, en un recipiente hervimos agua con algunas cucharadas de lavanda o menta o romero, ya que estas plantas tienen propiedades antibacterianas, y se puede obtener un buen resultado de ellas.
Una vez en ebullición, apagamos el fuego, colocas una toalla en la cabeza formando una especie de carpa entre tú y el recipiente. Con mucho cuidado acercamos la cara, a una distancia prudencial, y nos mantenemos en esa posición durante unos diez minutos. De a poco los poros quedarán dilatados y la piel blanda, permitiendo que con poca presión extraigamos los puntos negros.