Hambre y apetito
Si queremos bajar de peso, es importante que sepas diferenciar el hambre del apetito. A pesar de que habitualmente son usadas como sinónimos, estas dos palabras expresan cosas bien distintas. Y no confundirlas es una de las claves a la hora de adelgazar.
El hambre es una necesidad biológica que tenemos de consumir ciertos nutrientes en determinadas cantidades para poder mantenernos saludables. Cuando el estómago nos hace ruidos y empezamos a sentir que necesitamos comer algo para tener energía, podemos decir en forma correcta «tengo hambre».
Por el otro lado, el apetito es el deseo de comer por el mero placer que esto nos brinda, y se relaciona con un aspecto psicológico. A veces creemos que «necesitamos» ciertos alimentos, cuando en realidad lo único que nuestro cuerpo necesita son los nutrientes: carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas y minerales.
En el apetito no influyen las necesidades de nuestro cuerpo, sino el sabor, el olor o el aspecto de una comida. Está regido por cuestiones culturales, ya que para satisfacerlo sólo nos sirven determinadas comidas, mientras que cuando tenemos hambre, no importa qué plato sea, lo que importa es que nos brinde los nutrientes necesarios.
Esta diferenciación podría parecer obvia, pero ¿de qué nos sirve a la hora de hacer dieta? Lo que ocurre es que si comemos guiándonos por el hambre, estaremos consumiendo para satisfacer las necesidades del organismo y entonces lo haremos saludablemente y sin riesgo de engordar.
Por el otro lado, si cedemos permanentemente al apetito, estaremos consumiendo innecesariamente muchas calorías. Generalmente, nuestro apetito no nos lleva por caminos saludables, ya que siempre preferimos comer a deshora y los platos más calóricos y grasos.
Antes de llevar un la comida a la boca, pregúntate si realmente tienes hambre, o si simplemente tienes ganas de comer.
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