¿Fast Food o Slow Food?
Se trata de las dos caras de la moneda de la alimentación, por cuanto se encuentran en los extremos opuestos. Sin embargo, la pregunta ¿fast food o slow food? Es mucho más que una cuestión de preferencias: se trata de elegir un estilo de vida, y de elegir por uno menos o más saludable.
Los restaurantes fast food o de comida rápida proponen una filosofía basada en almuerzos o cenas al paso, en tiempo récord, son sabores casi idénticos en todos los lugares y un menú reducido lleno de sabores artificiales. Las pizzas, hamburguesas, patatas fritas y gaseosas son la columna vertebral de estos lugares. Y esto hace que, desde el punto de vista de la salud deban ir asociados a muchas calorías, aumento del colesterol, exceso de sodio, demasiadas grasas saturadas, obesidad, taponamiento de las arterias y otros problemas cardiovasculares, aumentos del riesgo de diabetes tipo II, entre otros.
Del otro lado, la filosofía de Slow Food fue creada en 1986 por el italiano Carlo Petrini y se ha extendido en distintos rincones del mundo, haciendo frente a la comida rápida. Esta plantea volver a sabores naturales, libres de procesos y agregados químicos que quitan los componentes saludables pero también los sabores originales a las comidas. Pero esto no es todo lo que propone la dieta slow food, sino que también propone plantearse al momento de comer como un momento de disfrute, de relajación, para sentarse a la mesa a comer con tranquilidad y masticar lentamente cada bocado. Esto nos ayudará por un lado a valorar la gastronomía artesanal, la calidad de los alimentos, y por otro a vivir una vida con menos aceleración y más salud.
Por ello, la próxima vez que elijas un menú, tómate tu tiempo y opta por una opción que mejorará tu calidad de vida y te dará más años para disfrutar de la comida en lugar de tragarla mientras corres.
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