¿Que es el glucógeno?
Los alimentos que ingerimos cotidianamente nos brindan la energía que necesitamos para enfrentar las tareas diarias. No obstante, nuestro organismo también tiene su propia reserva de energía a la cual echa mano cuando pasamos tiempo sin ingerir alimentos. Pero… ¿dónde se encuentran estas reservas de energía?
La principal forma que tiene nuestro organismo para almacenar energía es hacerlo en forma de grasa, que se encuentra bajo la piel y envolviendo las vísceras; pero también la obtenemos de la glucosa (que se almacena en forma de glucógeno en el hígado y el músculo) y de las proteínas (almacenada en los músculos). No obstante, si se sintetizase de manera muy sencilla este complejo mecanismo se podría decir que el glucógeno es el combustible principal que utiliza nuestro cuerpo para moverse.
Pero… ¿qué es el glucógeno exactamente?
El glucógeno es un polisacárido con funciones de almacenamiento que se acumula en el organismo formando gránulos. El glucógeno se forma esencialmente a partir de la glucosa presente en alimentos como las frutas, el pan, los cereales, el arroz, las pastas, las patatas…
Nuestro organismo puede almacenar hasta 600 g de glucógeno pero cuando realizamos alguna actividad física fuerte estas reservas se agotan con muchísima facilidad y luego necesitamos unas 48 horas para renovar las mismas; obviamente, si ingerimos alimentos ricos en carbohidratos o azúcares este tiempo puede reducirse. Cuando la cantidad de glucógeno que poseemos es escasa, la consecuencia más directa y apreciable es la fatiga.
Aún así, debe aclararse que no se justifica consumir productos azucarados (sobre todo aquellos que contienen azúcares simples) para aumentar las reservas de glucógeno ya que esto sólo provocaría efectos nocivos a largo plazo para nuestro organismo. Por ejemplo, los deportistas que necesitan tener suficiente energía para poder someterse a entrenamientos extenuantes, adquieren el glucógeno de los carbohidratos complejos (almidón) que liberan más lentamente la glucosa y elimina los picos glucémicos; consumiendo alimentos como las pastas, las patatas, los cereales y las legumbres.
No obstante, como regla general, no se recomienda que más del 60% de la energía que necesitamos cotidianamente sea asumida exclusivamente de los carbohidratos; siendo necesario añadir a la dieta alimentos ricos en proteínas y grasas saludables.