Meditación: La nueva panacea moderna
Durante muchos años la meditación fue considerada como una práctica esotérica sin ningún basamento científico. Sin embargo, en las últimas décadas los científicos han comenzado a examinar con detenimiento esta técnica milenaria y han descubierto los numerosos beneficios que le reporta a la salud.
Uno de los estudios más recientes que impactó profundamente a la comunidad científica encontró que la meditación provocaba cambios apreciables a nivel cerebral. Las personas que meditan con frecuencia tienen una mayor capacidad para retener información, tienen más control sobre sus ondas alfa y también son capaces de controlar los pensamientos indeseados con una gran eficacia. Como resultado, la meditación se está convirtiendo en la nueva panacea moderna para prevenir o tratar numerosos problemas de salud.
Los efectos de la meditación en la ansiedad
La mayoría de las personas piensa que la meditación se restringe a detener los pensamientos o manejar las emociones pero lo cierto es que esta técnica va mucho más allá. También propicia un gran estado de relajación que reduce considerablemente los niveles de ansiedad y de estrés.
De hecho, se conoce que tan solo cuatro días de meditación son suficientes para provocar algunos cambios en el funcionamiento del cerebro, sobre todo en lo que respecta a los mecanismos vinculados a la ansiedad. Con estudios de neuroimagen funcional se ha apreciado que la meditación actúa directamente en la corteza prefrontal ventromedial y la corteza cingulada anterior, dos estructuras vinculadas con la ansiedad. Con ejercicios de meditación, el nivel de actividad de estas zonas disminuye y con ello los síntomas de la ansiedad.
Meditar para mejorar la salud cardiovascular
Un estudio publicado en la revista Circulation: Cardiovascular Quality and Outcomes demuestra la eficacia de la meditación para mantener una buena salud cardiovascular. El estudio incluyó a 201 personas que sufrían de una enfermedad coronaria a quienes se les dio la oportunidad de participar en clases educativas sobre su problema de salud o aprender meditación. Después de cinco años, quienes habían realizado la meditación mostraron una reducción de los síntomas hasta en un 48%, lo cual significa que redujeron los riesgos de sufrir un infarto.
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