Grasas y azúcares ¿Cuál afecta más nuestra salud?

azucarA raíz de una cultura alimenticia positiva que se está extendiendo entre la población, a muchas personas se les ponen los cabellos de punta cuando escuchan la palabra “grasa”. Es casi una reacción visceral e inconsciente de rechazo a los alimentos ricos en grasa porque nuestra sociedad ha logrado identificar la grasa como un factor de riesgo para varias enfermedades altamente discapacitantes o mortales.

Además, los medios de comunicación han realizado una amplísima campaña en la cual se ha asociado la grasa a la obesidad y al sobrepeso. No obstante, existe un enemigo igualmente (si no más) temible: el azúcar.  

Echándole un rápido vistazo a las estadísticas puede apreciarse como, a pesar de que ha disminuido la ingesta de grasas, el porcentaje de personas con sobrepeso u obesidad ha aumentado. Los especialistas en nutrición conocen que esto se debe a que hemos aumentado superlativamente el consumo de azúcares, sobre todo los refinados.

Cuando se ingiere una cantidad excesiva de azúcares, el cuerpo almacena la misma en forma de grasa. El problema radica en que esto provoca un elevado índice glucémico y genera los conocidos picos de glucemia que, al final, no sacian el apetito haciéndonos ingerir aún más alimentos. Así, los productos dulces nos encierran en un círculo vicioso haciéndonos consumir una cantidad de calorías que no necesitamos verdaderamente.

Además de esta problemática, es bien conocido que el azúcar puede:

– Inhibir el sistema inmunológico y, consecuentemente, debilita las defensas del cuerpo contra las enfermedades infecciosas.

– Contribuye a la pérdida de la elasticidad y funcionalidad de los tejidos del organismo.

– Se ha correlacionado con el aumento de la incidencia de múltiples tipos de cáncer.

– Contribuye al envejecimiento prematuro provocando cambios en la estructura del colágeno.

– Facilita el desarrollo de patologías como las várices, la osteoporosis y la diabetes.

– Facilita los problemas digestivos como la mala absorción, la acidez, la indigestión y aumenta las posibilidades de sufrir la colitis ulcerosa.

Así, es importante que cada persona comience a pensar en el binomio grasas y azúcares como productos dañinos a evitar.

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