El tratamiento del asma bronquial

El asma es una enfermedad que afecta directamente las vías respiratorias provocando una inflamación de las mismas ante la presencia de un estímulo que las afecta. Entre sus principales manifestaciones se encuentra la tos, la dificultad para respirar y los ruidos respiratorios bronquiales, elementos que indican el comienzo de una crisis.

Sin embargo, aunque la presencia de estos síntomas indiquen claramente que la persona padece la enfermedad, el diagnóstico certero conlleva la aplicación de algunos exámenes médicos como las  pruebas respiratorias funcionales y el estudio de los desencadenantes alérgicos que demuestren la afectación respiratoria.

En este sentido, los especialistas emplean la espirometría para medir el volumen de aire de una espiración forzada a partir de una inspiración máxima, en función del tiempo, así como la prueba broncodilatadora que consiste en repetir la espirometria luego de haber administrado salbutamol o terbutalina por inhalación alrededor de los 15 minutos posteriores.

En ocasiones también se emplea el test de broncoprovocación para inducir una hiperreactividad bronquial y la prueba de esfuerzo donde a partir del ejercicio físico se intenta provocar una crisis asmática.

Una vez diagnosticada la enfermedad, el tratamiento del asma bronquial deberá orientarse fundamentalmente a su prevención y al tratamiento farmacológico de los síntomas.

Las medidas preventivas se orientan a minimizar o eliminar los efectos nocivos de los alérgenos específicos, evitando el desencadenamiento de una crisis asmática. En este sentido, se emplean frecuentemente las vacunas para la alergia con el propósito de desensibilizar a la persona enferma frente a un alérgeno determinado. También se intenta controlar los agentes desencadenantes del medio donde vive la persona asmática y recetar algunos de los fármacos que estabilizan las células encargadas de liberar sustancias pro-inflamatorias provocadoras de la reacción asmática.

En relación al tratamiento de los síntomas, los especialistas recomiendan emplear broncodilatadores, antileucotrienos y disminuir la inflamación bronquial con corticoides. Por supuesto, que el empleo de un u otro medicamento dependerá del paciente en particular y de la historia médica de su enfermedad.

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