El ciclo hormonal femenino y el entrenamiento físico

Las mujeres saben bien que a lo largo del mes sus fuerzas no son las mismas para entrenar. Así como su ciclo menstrual influye en su estado de ánimo, también lo hace en su capacidad para entrenar. Y esto no es sólo un dato anecdótico, sino que debería considerarse para planificar adecuadamente un entrenamiento.

Esto se debe a que la secreción de estrógenos y progesterona, hormonas femeninas, varían a lo largo del mes. Estas hormonas son anabólicas, es decir, que permiten generar tejido muscular.

Veamos como debería desarrollarse un entrenamiento para una mujer a lo largo de las cuatro semanas del mes, considerando, la primer semana aquella del comienzo del ciclo menstrual.

Primera semana: se trata de un momento en el cual los estrógenos y la progesterona están bajos, pero comienzan a subir. Se trata de una semana intermedia para el entrenamiento (podríamos decir que una mujer se encuentra 6 puntos).

Segunda semana: la semana previa a la ovulación es la semana ideal para el entrenamiento de la mujer, ya que los estrógenos y la progesterona se encuentran en su punto más elevado. En esta semana el entrenamiento debería ser más intenso y voluminoso.

Tercera semana: Los estrógenos y la progesterona que estaban en estado óptimo comienzan a bajar. Se trata de una buena semana para entrenar (la mujer está 8 puntos), aunque no tan buena como la anterior.

Cuarta semana: los estrógenos y la progesterona bajan drásticamente y puede advertirse la retención de líquidos como el primer indicio de la menstruación que se encuentra próxima. Todo esto hace que la última semana del ciclo menstrual sea la peor para el entrenamiento de la mujer. Esta debería ser muy leve en cuanto a cargas de trabajo, de modo que pueda lograrse un mantenimiento de la forma física.

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